La semana política - 21 de Diciembre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 549732166

La semana política

¿Qué estamos haciendo por dignificar la política?

Signo de la profundidad alcanzada por el fenómeno es la indiferencia pública ante las recurrentes cifras de encuestas dando cuenta del desprestigio de la política. Un ejemplo es la última CEP, según la cual el 53% de los chilenos se declara "nada interesado" en ella, mientras el 64% cree que los políticos solo se involucran en esa actividad por los beneficios personales que puedan obtener. A tales percepciones se suman la altísima abstención registrada en los últimos procesos electorales y la consiguiente constatación del fracaso de la fórmula de inscripción automática y voto voluntario como mecanismo para reencantar a la ciudadanía. Ni las repetidas advertencias en relación a los peligros que esta situación acarrea para la salud democrática ni la abundancia de ejemplos que al respecto ofrece nuestra región han sido suficientes para motivar la adopción de acciones eficaces.

Una década después de que una comisión transversal e interdisciplinaria convocada por el Ministerio de Educación entregara una propuesta integral para abordar el grave vacío del sistema escolar en materia de educación cívica, los avances en su implementación han sido mínimos. Así, los estudiantes chilenos continúan egresando de la enseñanza media sin comprender el sentido de la actividad política y la vinculación de esta con intereses y valores relevantes para sus propias vidas. No es sorprendente que algunos sean luego cooptados por movimientos antisistémicos de escasa densidad, que se alimentan de esa ignorancia, mientras un gran grupo deriva en la apatía y la descalificación.

Nada contribuye a superar esa falencia el más masivo de los medios de comunicación, la TV abierta, que da escasa presencia al debate político pluralista en su programación. En efecto, salvo contadas excepciones, el espacio para esta suele reducirse a la denuncia escandalosa o a la presentación frívola de sus protagonistas. El debate serio sobre los asuntos públicos casi no existe en nuestras pantallas. En contraste, producciones de ficción e incluso espacios misceláneos expresan a menudo, y de modo unilateral, el sesgo ideológico de sus realizadores o de quienes los conducen.

Responsabilidades propias

Por cierto, severa es la responsabilidad de los propios actores políticos en el desprestigio de su actividad. Ejemplos abundan: la tentación clientelista que lleva a muchos parlamentarios a priorizar la "alcaldización" de sus funciones por sobre la...

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