La semana que cambió el destino de Karla Rubilar
Era la tarde del sábado 19 de octubre. Los cacerolazos se apoderaban de un Santiago casi vacío, pero resentido por la noche anterior, donde el punto de inflexión había sido la quema intencional del edificio de Enel. Nadie había previsto la crisis.Karla Rubilar (42), intendenta de la Región Metropolitana, estaba, como casi la mayoría de las autoridades, sorprendida. El cacerolazo masivo incluso en el sector oriente de la capital, como Providencia y Ñuñoa, le remeció la cabeza. "Esto no va a parar, no tengo cómo renunciar. Nunca me perdonaría dejar abandonado el buque", le dijo la autoridad a su pareja, el periodista Christian Pino, según fuentes cercanas a ambos.La decisión no se conversó mucho más pese a que a Rubilar le llegaban algunos mensajes de su círculo. "Aguanta", "esto ya no será tema el martes", le decían, en alusión a la fecha que se avecinaba, el 25 de octubre, día en que vencía el plazo para que las autoridades en ejercicio dimitieran a sus cargos en caso de buscar competir en las elecciones de 2020. Karla Rubilar era, sin decirlo explícitamente, hasta ese momento, la candidata segura de Renovación Nacional (RN) y la figura mejor aspectada de Chile Vamos para la gobernación metropolitana.Las dudas de un viernesLas evasiones del metro -por el alza en $30 del pasaje- habían comenzado la semana anterior. Todo parecía controlado. Partió con unos alumnos del Instituto Nacional que decidieron rebelarse ante la decisión gubernamental. El jueves en la tarde, sin embargo, la ola de violencia y de descontento social crecería en cuestión de horas.La intendenta estaba en Quinta Normal -a eso de las 19:00 horas- cuando por redes sociales vio un video que, según sus cercanos, fue suficiente para alarmarse. Era un joven rompiendo con un objeto contundente los validadores de una estación de metro.Rubilar tenía planificada a las 20:00 horas una comida con vecinos de la zona. Solo saludó y se fue hasta la Dirección de Bienestar de Carabineros de Chile (Dibicar), en calle Amunátegui, para monitorear la situación en las calles. En el lugar también estaban los generales Mario Rozas, Ricardo Yáñez y Mauricio Rodríguez. Según fuentes cercanas a la intendenta, la propia Rubilar se comunicó esa noche con el ministro del Interior, Andrés Chadwick. "Ministro, estos son nuestros chaquetas amarillas", le habría advertido Rubilar a Chadwick en alusión al movimiento social, espontáneo y que generó caos en Francia el año pasado. "Tenemos que dar una respuesta social", habría agregado luego en la conversación.Esa noche del jueves el movimiento en las calles no pasó a mayores. El viernes, Rubilar citó a su equipo -de acuerdo a fuentes al interior de su grupo- a las 6:30 horas. El punto de encuentro fue la Dirección General de Carabineros, espacio dotado de tecnología para monitorear los avances que existirían en la ciudad. En ese lugar, además, siguieron las declaraciones del Presidente Sebastián Piñera en una radio, donde, entre otras cosas, anunció que aplicaría la Ley de Seguridad del Estado para los "delincuentes" que estaban evadiendo en el metro.Según presentes, Rubilar no estuvo de acuerdo con lo que el mandatario manifestaba...
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