Sangre y arena - 28 de Enero de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 921128480

Sangre y arena

En la espalda, marcas de ventosas para tratamiento muscular. Un diente partido. Heridas de espinas en la mano. Una muñeca lesionada. El piloto de motos Tomás de Gavardo Cano, 23 años, un metro 74 de estatura, llega a su centro de entrenamiento en una avenida de Lo Barnechea para comenzar la recuperación, y es recibido como un héroe: acaba de correr su primer Dakar en Arabia Saudita y remató en el puesto 54. El personal, otros asistentes al local, lo abrazaban y felicitaban. Él sonreía con sobriedad. "El objetivo era terminar el circuito", dice después. "Y me tranquiliza, porque quizás si hubiera sido un gran resultado, habría sido una gran presión para mí tener que salir a buscarlo de nuevo. En cambio, el próximo Dakar netamente es mejorar lo que hice".Es martes y han pasado nueve días desde que terminó una de las competencias más peligrosas del mundo, ambiente que no es algo que sorprenda a Tomás de Gavardo. Todo es más grande, cuenta, más apoteósico, pero parecido a lo que ha vivido antes compitiendo en otros lados, como los rallies de Marruecos, Túnez y el Baja 1000 de México. "Igual, conozco el Dakar desde que nací. Quizás otra persona que no hubiera ido nunca a una carrera del rally, y ve este circo itinerante de 3 mil, 5 mil personas, dando vueltas por todo un país, con cientos de autos, de motos, de estructuras, helicópteros, camiones, dice '!wow¡'. Pero, para mí, es mi pega".Su breve paso por Chile también contempla una visita al dentista, donde cerrará las curaciones del accidente que tuvo en agosto en Illapel, cuando se rajó el rostro con un cable en plena carrera, lo que afectó en su preparación pre-Dakar, pues no pudo correr tantas carreras como habría querido. En cambio, dice, hechos como este no lo hacen pensar especialmente en los riesgos.-No le dedico tanto tiempo. Imagina que dos semanas después de lo de Illapel yo estaba de vuelta en la moto; al mes, compitiendo, y cuatro meses después, en el Dakar. Quizás otra persona hubiera tardado un año, con psicólogo, psiquiatra, con trauma. Para mí son solo obstáculos que hay que esquivar hasta llegar al objetivo. Obviamente, sin dañar a nadie, pensando en el prójimo, no haciendo mal.-¿Pero la vida pasa a segundo plano?-No es eso, pero yo sé lo que hago subiéndome a la moto. Son riesgos que uno asume, te puedes morir. Te lo digo con mucha franqueza. Pero uno está acostumbrado a caerse... No, uno no está acostumbrado, sino que está preparado. Yo vengo acá a entrenar para eso, a...

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