De la sala de clases al infierno del covid - 10 de Abril de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 864073585

De la sala de clases al infierno del covid

"Me llamo Bastián Raffo , tengo 23 años y estoy en sexto año de Medicina en la Universidad Mayor. Cuando comenzó la pandemia, el año pasado, sentí la obligación de ofrecerme como voluntario para apoyar en urgencias. Llegué al Hospital de la Fach y pude presenciar en carne propia los efectos del coronavirus en las personas. Por las mañanas me conectaba a las clases remotas, y por las tardes iba al hospital. Fue inquietante desde un comienzo, pero este año -desde marzo estoy haciendo mi internado en el Hospital Félix Bulnes- siento que me ha golpeado mucho más. No solo por el cansancio mental y físico, sino también porque esta segunda ola ha sido mucho más potente que la anterior.Lo primero que recordé cuando vi de cerca las consecuencias del virus fueron las clases de los primeros años de Medicina. Como generación jamás pensamos que nos tocaría saltar de las clases a tener que enfrentar una pandemia. Se veía lejano cuando nos hablaban de pandemias, como la gripe española, o de otras más recientes como la gripe aviar o la porcina, que fueron más fáciles de controlar. Yo no me imaginaba el nivel de exigencia al que estaríamos sometidos, sobre todo por la cantidad de pacientes que llegan y las dificultades que tienen.Claro, en las clases los doctores que estaban en servicios de urgencias o en alguna UCI nos relataban el comportamiento de la enfermedad, pero no es lo mismo: a uno le pueden relatar muchas cosas, pero uno no le toma el peso hasta que lo ve. Y el relato ya es aterrador sobre lo que pasa.Mi trabajo consiste en hacer turnos de 24 horas. Trabajo en la urgencia del hospital asistiendo a los pacientes bajo supervisión de algún médico. Ellos nos guían en qué hacer y cómo tratar a los enfermos. Me he dado cuenta de que nuestra presencia ha ayudado a descomprimir la exigencia de los servicios, pero nuevamente la presión está en su peak . Varios médicos están con asistencia psicológica y otros han tenido que tomar licencias por el estrés emocional al que han estado sometidos. Son personas que no han podido ver a sus familias, compartir con sus hijos. Es tanto que uno al final dice: obvio, si ellos pueden, ¿cómo no voy a poder yo, con la mitad de la edad?Pero sí: el entusiasmo no es suficiente. Uno puede tener mucho conocimiento teórico, pero el salto a esta práctica ha sido muy grande: desde el papeleo burocrático para el ingreso de pacientes, hasta los síntomas que tenemos que atender y que de repente nos quedan un poco grandes, al punto...

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