Robustecer nuestro Estado de Derecho - 12 de Noviembre de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 475281366

Robustecer nuestro Estado de Derecho

Los jueces están llamados, en primer lugar, a cumplir y a hacer cumplir la Constitución y las leyes, con independencia de sus preferencias personales. Si una persona considera que al tomar decisiones no puede dejar a un lado sus propios puntos de vista para aplicar las expresiones de la voluntad general, entonces no está capacitada para desempeñarse como juez. Incluso en los casos extremos en que el texto legal parece inadecuado para resolver una determinada situación, el Estado de Derecho prohíbe al juez de turno aplicar sus propias opiniones y convicciones personales y le manda consultar el espíritu de la norma o interpretarla conforme a la Constitución, cuando ello es posible sin torcer el sentido de la ley.

Y cuando esto último no resulta viable, el ordenamiento prevé que se remita el asunto al Tribunal Constitucional, entre cuyas competencias está precisamente la de declarar inaplicable una ley cuya recta aplicación conduciría, en el caso concreto, a un resultado contrario a los derechos fundamentales.

PARA interpretar adecuadamente la ley, sin embargo, se requieren independencia e idoneidad profesional. Parte importante de ellas proviene de una sólida formación jurídica, pues solo quien conoce bien el derecho y su ciencia puede advertir el potencial y, al mismo tiempo, los límites de una determinada norma o del conjunto de reglas que constituye una institución. Asimismo, la falta de competencias técnicas da lugar a un escenario propicio para prácticas reñidas con la independencia, y no son pocas las situaciones en que el recurso a una aparente justicia del caso concreto solo encubre el desconocimiento de las alternativas de solución que ofrece el derecho vigente.

Cuanto menos espacio ocupan en la deliberación las consideraciones estrictamente jurídicas, más terreno tienen a su disposición las influencias o las ideologías. El rol de los jueces en un Estado de Derecho depende de una particular combinación de humildad para reconocer los límites de la propia función, y grandeza para aspirar a un conocimiento acabado y profundo del derecho. La selección de los candidatos a jueces y el régimen de la carrera judicial tienen que ser capaces de fomentar esta combinación. Por eso, los postulantes deberían surgir de entre los alumnos más destacados de las mejores facultades, así como de entre los académicos y profesionales más reconocidos.

EL trabajo de los magistrados debería ser calificado por personas independientes, sobre la exclusiva base...

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