Roberto Bolano: las lagrimas son el lugar de la esperanza. - Núm. 2009, Marzo 2009 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 68429871

Roberto Bolano: las lagrimas son el lugar de la esperanza.

AutorMorales, Leonidas
  1. Bolano narrador

    He sido un lector mas bien tardio de Bolano. El repentino fervor con que la critica literaria de los periodicos chilenos comienza a referirse a la narrativa de Bolano (tal vez a partir de 1998, cuando Los detectives salvajes recibe, en Caracas, el premio internacional de novela Romulo Gallegos), opero al comienzo como un disparador de la sospecha: debe tratarse, pensaba, de una nueva estrella brillosa en el cielo muerto de la literatura masiva, ese cielo que cuando "habla", solo puede enunciar su propio vacio [1]. Hasta que decidi someter a prueba las sospechas, es decir, comenzar a leer a Bolano por mi cuenta, al Bolano narrador. Y debo confesarlo: estas lecturas, desde la del primer libro, me precipitaron siempre (con variaciones de intensidad segun los textos) en una experiencia estetica, si bien inesperada, de naturaleza inconfundible: aquella solo posible en las escrituras literarias tocadas por el poder y la energia de transfiguracion luminosa del lenguaje. Precisamente, una experiencia a la que no se abren las escrituras de recepcion propiamente masiva. Hay muchas maneras de oponer estas dos clases de escritura. Cito aqui una que me parece mas pertinente. Es de Baudrillard. De acuerdo con el, las escrituras masivas se distinguen porque "no tienen ningun secreto" y su "procedimiento de fabricacion es visible, como si fuera un objeto tecnico", mientras que frente a las otras (las iluminadas e iluminadoras) "tenemos la deliciosa impresion de que algo ha funcionado secretamente, algo imprevisible", y donde la "seduccion" de la escritura forma parte de su "originalidad" (Baudrillard y Valiente Noailles, 2006: 136). A esta segunda clase de escritura pertenence en propiedad la de Roberto Bolano.

    La muerte de este escritor, en 2003, dejo a la vista un hecho del cual puede afirmarse por lo menos su inusualidad. Y, ademas, que dentro de su rareza, ha sido historicamente un hecho de ocurrencia mas frecuente en la poesia (Rimbaud seria su representacion ejemplar, casi mitica) que en la narracion. Es un hecho en el que de pronto la conciencia se detiene como sorprendida (tambien seducida) por la plenitud de su singularidad. Me refiero a lo siguiente: al breve tiempo que le ha bastado a una obra para su despliegue, o al breve tiempo dentro del cual la obra se las ha ingeniado para darse su cuerpo. Como si toda obra llamada a ocupar un lugar, o mejor, a abrir un espacio de signos imprescindible en un determinado momento historico y cultural, siempre tuviera disponible su tiempo para su propia ocurrencia. A la muerte de Bolano (y sin considerar aqui los textos de su poesia), adquirio los caracteres de una evidencia de pronto sobrevenida el hecho de que casi toda su produccion narrativa (muy lejos de ser escasa: alrededor de diez titulos entre novelas y colecciones de cuentos), se habia publicado en el lapso !apenas de una decada!. El peso de tal evidencia se vuelve apabullante si se suma la, al parecer, enorme cantidad de narraciones que quedaron como archivos de computador, ineditas, inconclusas por alguna razon que ya no conoceremos. Algunas han ido publicandose por herederos y editores, entre ellas 2666, una novela de mas de mil paginas [2].

    Este ritmo vertiginoso de escritura no es una mera "pasion" ni un puro desborde exultante de fuerza creadora. Seria inyectarle a un hecho inconmensurable la banalidad de un topico de la cultura masiva, volviendolo de esta manera insignificante. Tampoco se trata de una compulsion neurotica, asociada a una "repeticion" rebelde a todo control autorrepresivo. Por ultimo, caeriamos en el mecanicismo de una mimesis burda de lo biografico, si dijeramos que estos flujos desalados de produccion son los de alguien, Bolano, que tiene escaso tiempo porque una enfermedad hepatica lo ha condenado a morir en cualquier momento. Se nos escaparia de esta manera el sentido profundo de ese gesto como de desvelado, de vigilia, que preside la produccion de Bolano.

    En primer lugar, para dar cuenta de esta dimension de su escritura, es decir, de la renovacion continua, casi acezante, del acto de su enunciacion, hay que reparar en las narraciones mismas, en el mundo de sus personajes, en las particulares condiciones a que estan sometidas sus vidas. Y surge entonces un poco de luz: esta escritura permanentemente inquieta, movediza (como la figura del demonio en el imaginario medieval), responde al horizonte de existencia en que nos han puesto los anos de la globalizacion, los de la modernidad tardia: los de la conciencia exacerbada de que, en el sentido de una trascendencia, "no vamos a ninguna parte" (Vattimo), y de que este tiempo asi recortado, y asi entregado a su propia suerte, ha entrado, en consecuencia, en una inusitada velocidad de curso, como si hubiera hecho suyo el modo de ser de la mercancia y asistiera a su propio "consumo" delirante, haciendo de cada vida inevitablemente la brevedad irreversible de un trazo. Desde esta conciencia parece escribir Bolano. Como aquel personaje suyo (mascara de un escritor) de la ultima parte de 2666, "La parte de Archimboldi", que dice "no tengo mucho tiempo", en el fondo, para vivir, para hacer lo que haya que hacer. Es lo que Balano asume: no tiene mucho tiempo, en el sentido dicho, y escribe por lo tanto sin parar. Esa premura extrema, en el limite, le da a su escritura un sordo dramatismo. Y al reves: en esta premura dramatica de la escritura puede leerse una suerte de emblema, de cifra o apologo, de la condicion del mundo de los personajes como materia y hechuras de tiempo.

    Retomare mas adelante este problema (el estatuto de los personajes desde el punto de vista del tiempo), dentro de un determinado marco critico y sobre la base de un corpus de textos narrativos de Bolano, ambos todavia por definir. Antes me parece util, mas que nada orientador desde el punto de vista de mi analisis posterior, proyectar brevemente la narrativa de Bolano sobre el horizonte de la novela chilena contemporanea y sus correlatos historicos (sociales, politicos, culturales), y en la proyecccion tratar de sorprender algunas diferencias que deberian entrar en su caracterizacion.

    Una de estas diferencias tiene que ver con la identidad del momento especifico de la modernidad latinoamericana con el que, de una manera mediada pero constante, dialogan los cuentos y novelas de Bolano. Se trata de ese momento cuyas bases culturales, sociales, politicas, economicas se establecen, un poco en todas partes, desde la decada de 1980, y al que nos referimos con palabras como "globalizacion", "posmodernidad". Ese momento es el de nuestro presente, de nuestra actualidad. En Chile ingresamos a el de la mano criminal de una dictadura militar, que puso la vida ciudadana en cautiverio, bajo estado de interdiccion, y a la vez de servidumbre, sometida a un poder represivo absoluto, instrumento estrategico de la derecha chilena en la consolidacion de esta una nueva etapa del "capitalismo tardio", y de la produccion de los discursos funcionales que sostiene y la sostienen. De los estragos eticos y politicos del ejercicio de este poder absoluto en la vida cotidiana, se hace cargo, desde sus propias reglas de produccion estetica, lo mejor de la literatura chilena del periodo. En Diamela Eltit, por ejemplo, ese poder no es nunca un horizonte, en el sentido de una distancia: por el contrario, es la atmosfera traumatizada en que se mueven y respiran sus personajes, son las heridas y cicatrices, visibles o invisibles, que deja en los cuerpos y en las almas, pero tambien ese poder es el que condiciona, y le da su forma concreta, a la reaccion del sujeto de sus novelas: una reaccion de resistencia y al mismo tiempo de puja interior hacia una "salida", no una salida cuya direccion el sujeto pudiera saber de antemano, sino una que parece tantear en la oscuridad, que ensaya, y que el lector imagina, construye, a partir de las situaciones narradas que hablan por si mismas de su ausencia.

    No es exactamente el caso de Bolano. En sus cuentos y novelas no esta ya esa atmosfera perturbada, la del poder, como en las novelas de Eltit. Son otras las perturbaciones que ahora rondan o atrapan a los personajes, porque tambien es otra la clase de vida cotidiana a la que estas perturbaciones remiten como a sus condicionantes. Una clase de vida cotidiana dentro de la cual terminarian despertando, con sus expectativas eticas y politicas defraudadas, quienes fueron victimas de la dictadura hasta su termino, en 1989, e ingresaron, desde 1990, en los anos llamados (con no poco cinismo) de la "transicion" (?vivimos en ellos todavia?, ?seran esos anos como el mensajero de Kafka que a pesar de su rapido avanzar, nunca abandona las dependencias del palacio de su senor? [3]), es decir, los de la "legitimacion democratica" del modelo social y cultural (el de la sociedad de mercado) impuesto por la dictadura, con el respaldo de los Estados Unidos. El nuevo orden de la vida cotidiana, afianzado primero en Europa y Estados Unidos (sobre el trasfondo del fracaso del mayo frances del 68 en el primer caso, de su derrota en Viet Nam en el caso de Estados Unidos), y rapidamente generalizado, "globalizado", desde la decada de 1980, esta gobernado, como bien lo sabemos, por la etica, la politica y la estetica del consumo (de la mercancia), y por la hegemonia culturalmente modeladora de expectativas ejercida por los medios de comunicacion. Este orden, al que Diamela Eltit tambien se abrira con sus novelas posteriores a 1990 (por ejemplo, El cuarto mundo, Los vigilantes, Los trabajadores de la muerte, Mano de obra), es en cambio el supuesto, ya desplegado, de las narraciones de Bolano. El poder mismo, tan central en Eltit (el "otro" de sus personajes e historias), deja de ser "protagonico", de "llenar" el presente en Bolano: se retira del primer plano, se sumerge y disemina hasta volverse ubicuo (que por lo demas es la forma en que mejor funciona cuando no esta en peligro). Tal como ha ocurrido en la vida cotidiana...

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