Richard Long y su diálogo de lo efímero y lo pétreo - 6 de Julio de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 518466670

Richard Long y su diálogo de lo efímero y lo pétreo

Long comenzó caminando por los alrededores de su Bristol natal, que sigue siendo su casa. Es donde tiene su base, ya que desde hace más de cuatro décadas pasa buena parte del año caminando por los Himalayas, Tierra del Fuego, el Kilimanjaro, el Monte Fuji, o parques nacionales de Estados Unidos, Canadá y Europa. Todas sus travesías son en círculos -figura omnipresente en su trabajo-, porque siempre regresa a Bristol, a su familia, a su jardín, a su tierra. "No soy un nómade", ha dicho, ni tampoco un viajero, sino un artista del caminar; un fundador del Walking Art.

Long ha llevado su práctica hasta los más apartados rincones del planeta, sin alterarlos, con la sutileza de quien sabe cuán ardua es la tarea de preservar, incluyendo el paso del tiempo, que es tan inefable como la imponente y sencilla materia prima de su creación: piedras, palos, barro, paisaje. "La naturaleza tiene más efecto en mí que yo en ella", ha declarado este artista, que fue tenazmente reacio a entrevistas y textos teorizantes sobre su obra, que debía hablar por sí misma. Sin embargo, ante la cantidad de interpretaciones erróneas sobre su quehacer, cedió, habló y publicó. Sus principios artísticos se leen, desde 1980, en un mítico texto, "Five, six, pick up sticks / Seven, eight, lay them straight", donde proclama: "Me gusta el arte simple, práctico, emocional, tranquilo, vigoroso. Me gusta la simplicidad de caminar, la simpleza de las piedras. Me gustan los materiales comunes y corrientes, lo que esté a la mano, pero especialmente las piedras. Me gusta la idea de que el mundo está hecho de piedras. (...) Me gusta la sensibilidad sin técnica...".

Pero la fotografía de sus huellas en el pasto, en "A Line Made by Walking", en 1967, cuando aún era un estudiante de la Saint Martin's School of Art, en Londres, marcó un precedente en el arte contemporáneo, por cuanto permitió reconceptualizar la idea de escultura, de obra. Hasta entonces no se había pensado que una caminata podía ser arte. "Mi arte es la esencia de mi experiencia, no una representación de esta", explica él.

A partir de entonces, Long sale a caminar por el mundo y construye obras en plena naturaleza, en los lechos de ríos, en volcanes, montañas y valles, a partir de piedras y trozos de maderos que va recogiendo, tramo a tramo. Con estos compone figuras geométricas, algunas de especial simbolismo, que podrían aludir a los mandalas, a estampas zen, pero si bien respeta la filosofía oriental, no es practicante...

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