El Reino - 29 de Diciembre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 590698090

El Reino

Luego leí El Reino. No fue de esas lecturas que resultan fáciles y se hacen sin apenas respirar. Me tomó tiempo. Tuve que ir digiriendo, volver atrás, consultar la Biblia y Wikipedia. Entretanto fui haciendo mía la admiración del autor ante el poder de las creencias religiosas, y su ambivalencia hacia ellas. Porque este es el tema de El Reino, al igual que el de Limónov: la relación con la creencia; en el primer caso la de corte religioso, y en el segundo la de corte secular, como son el marxismo y el nacionalismo ruso; ambas de gran actualidad, cuando vemos que las pasiones que alientan las creencias parecen haberse tomado la revancha en la diseminación del fundamentalismo islámico y el resurgimiento de la Rusia de Putin.

De El Reino me cautivó también la fascinación de Carrère por San Pablo y esa quijotesca empresa que derivó en el cristianismo, en base a predicar algo tan absurdo como que El Reino pertenece a los desposeídos y no a los poderosos, a los humildes y no a los vanidosos, a los que dudan y no a los sabios, a los que actúan y no a los que observan la Ley, a los que creen y no a los que buscan el conocimiento.

Conocí a Carrère cuando hace algunas semanas estuvo en Chile invitado por La Ciudad y las Palabras, el programa del doctorado en Arquitectura de la UC. Es un tipo fino, cultivado, lleno de recursos, pero que al mismo tiempo no teme exponer sus dudas y su perplejidad. Su conferencia fue ver en acto eso que solo se encuentra entre los franceses: un conocimiento vastísimo, una capacidad de insight...

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