Reinaldo Sánchez se pone a disparar
-Todos los veranos toda esta hue... se pierde. Nadie se come esta fruta -dice, lanzando el resto de la manzana al suelo-. Hay cosas que no entiendo. En la parcela que tengo en Reñaca Alto tengo una cancha de fútbol y ninguno de mis nietos (25, en total) la ocupa. !Pufff¡ !Si yo fuera niño pasaría jugando¡
Reinaldo del Carmen Sánchez Olivares, 71 años, se alejó de la ANFP a finales de 2006. Desde entonces está dedicado a sus negocios y al campo, donde cría caballos de carreras, cultiva paltas, come chivos de tres meses y produce más alfalfa de la que puede almacenar. Al mismo tiempo, preside la Asociación Gremial de Concesionarias de Vías Licitadas del Gran Valparaíso, y tiene a cargo a 400 hombres, entre choferes de buses y jardineros y cuidadores de sus dos parcelas.
Se saben algunas cosas de Sánchez. Por ejemplo, que nació en manos de una partera en el sector de Recreo, en Viña del Mar, y que fue el menor de cinco hermanos. Que su padre, contratista y dueño de buses, lo cacheteó dos veces en su vida: una por decir "gallo" en vez de "hombre" y otra cuando le sorprendió una cajetilla de cigarros en el bolsillo del pantalón. Que jugó fútbol en el club Bandera de Chile, primero de 5, luego de 10, y que repitió quinto de humanidades. Que hizo el servicio militar en Arica, donde revendía cigarrillos que compraba con lo que ganaba en partidas de póquer. Que allá aprendió a ser comerciante. Que regresó a Viña del Mar en un bus que demoró tres días. Que cursó un par de semestres de la carrera de mecánica, en la Universidad Católica de Valparaíso, y que a los pocos años se hizo cargo de los buses y camiones de su padre, cuando este se fue de la casa. Que a los 25 años ya estaba a cargo de la empresa. Que se casó con Amelia Cruz en 1967 y que a los 34 años su flota era la cuarta más grande de la región, con 96 buses. Que transitaba en la ciudad a bordo de un Ford Comet automático. Que tuvo seis hijos. Que para ahorrar nunca salió de vacaciones. Que se hizo socio de Santiago Wanderers en 1976. Que, en 1992, alguien tocó la puerta de su oficina para ofrecerle la dirigencia del club de sus amores, entonces a un paso de la tercera división.
-¿Lo que siempre quiso?
-Yo no quería. A mí me gustaba el fútbol amateur, que es mucho más bonito que el profesional. El fútbol amateur es por amor a la camiseta, al barrio. El otro es puro billete. Ahí tenís a Sampaoli, ahí tenís a David Pizarro, cobrando 40 millones mensuales. !Qué desastre¡ Y él dice que le tiene amor al Wanderers. Si quisiera tanto al Wanderers no cobraría. Yo tuve que inyectar harta plata para levantar al Wanderers. Y en 2001 fuimos campeones. Al Wanderers le hice lo que no tuvo en cien años. Nunca tuvo una cancha de fútbol, y yo le hice cinco en Mantagua. No sé si lo conoces, es precioso. Y le compré una sede que es monumento histórico de Valparaíso. ¿Y tú crees que alguien me agradece algo? Nadie. Nadie.
A Reinaldo Sánchez le gusta mencionar las cosas que ha hecho: como un puente que le quedó estrecho para sus máquinas, o un establo donde descansan los potrillos que el próximo año correrán en el Sporting; o el sendero de rosas que marca el límite de su jardín. Prácticamente de cero, dice, además, levantó su casona colonial de dos pisos, donde solo estaba la obra gruesa de lo que sería su casa, cuando compró esta parcela.
-¿Este terreno lo compró antes o después de su período como presidente de la ANFP?
-Esto no existía cuando yo estaba en la ANFP. Pero no lo compré con plata de la ANFP. Siempre me he sacado la mugre trabajando. ¿Por qué me hacís esa pregunta? Yo siempre he dicho que los presidentes de la ANFP tienen que declarar su patrimonio antes de asumir. Nunca se ha hecho. Debería estar en los estatutos.
Durante los dos períodos que estuvo al mando de la ANFP, entre 2001 y 2006, elegido por la buena administración en su paso por Santiago Wanderers, Reinaldo Sánchez compartió con varios de los dirigentes sudamericanos que hoy el FBI mete presos, acusados de participar en casos de sobornos, fraude y blanqueo de dinero por más de 200 millones de dólares.
Nicolás Leoz, por ejemplo, paraguayo, 87 años, ex presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) y miembro ejecutivo de la FIFA, está detenido en su domicilio en Asunción a la espera de su extradición a Estados Unidos. Eugenio Figueredo, uruguayo, 83 años, sucesor de Leoz, permanece en la cárcel Central de Montevideo, viendo desde adentro cómo sus nueve propiedades tasadas en cinco millones de dólares son embargadas una por una. Carlos Chávez, boliviano, ex tesorero de la Conmebol, cumple prisión preventiva en el penal de Palmasola, en Santa Cruz, con aire acondicionado, quincho y mesa de pool. Rafael Esquivel, español, 69 años, ex presidente de la Federación de Fútbol de Venezuela, duerme en una celda de 12 metros cuadrados en Suiza, detenido desde mayo de 2015, durante el operativo que destapó el escándalo bautizado como FIFA-Gate, en la sede del organismo, en Zúrich.
-¿Qué...
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