Una receta contra la corrupción - 13 de Junio de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 573667278

Una receta contra la corrupción

El funcionario suizo, asombrado, respondió: "¿Hambre? ¿Qué significa hambre?". El funcionario cubano, igualmente perplejo, contestó: "¿Opinión? ¿Qué significa opinión?". El funcionario estadounidense dijo: "¿El resto del mundo? ¿Qué significa el resto del mundo?". Y el funcionario argentino dijo: "¿Honestamente? ¿Qué significa honestamente?".

La broma me vino a la mente al leer un nuevo libro titulado "La riqueza pública de las naciones", de los autores suecos Dag Detter y Stefan Fölster, que propone una manera audaz para luchar contra la corrupción: la creación de Fondos Nacionales de Riqueza -como los que existen en Singapur y Austria- para evitar el uso discrecional de los bienes del Estado por parte de funcionarios gubernamentales.

Es una idea que valdría la pena explorar en América Latina, donde los escándalos de corrupción que involucran a empresas estatales y funcionarios públicos o sus parientes están en las primeras planas de Brasil, Argentina, México, Perú, Honduras, Guatemala, Panamá e incluso Chile, considerado durante mucho tiempo como el país menos corrupto de la región.

En Venezuela, los funcionarios públicos y los militares se han enriquecido tanto a costa del erario público que muchos se refieren a la élite "revolucionaria" como una "cleptocracia". Venezuela ha sido clasificado por Transparencia Internacional como el país más corrupto de América Latina y uno de los más corruptos del mundo.

La receta tradicional contra la corrupción es la separación de poderes, junto con una prensa independiente.

Pero los autores de "La riqueza pública de las naciones" van un paso más allá al decir que -además de una democracia que funcione- los países necesitan crear Fondos Nacionales de Riqueza, o empresas independientes dirigidas por administradores profesionales para gestionar los bienes públicos, ya se trate de empresas estatales, edificios o monumentos históricos.

El viejo debate entre la izquierda y la derecha sobre si los gobiernos deben nacionalizar o privatizar es irrelevante, dicen los autores. Lo que realmente importa es la calidad de la gestión de los bienes públicos y aislar los bienes estatales de las manos de los políticos. En lugar de centrarse en la propiedad de los bienes estatales, el debate debería centrarse en las utilidades de estos bienes, de modo que puedan ser utilizadas para construir más escuelas, puentes y hospitales, dicen.

"La riqueza pública puede ser una maldición si se deja como una bolsa de caramelos...

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