El exótico señor Rakesh - 6 de Julio de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 447015730

El exótico señor Rakesh

Uno se veía desnutrido. Venía con un diagnóstico de tuberculosis y debieron ponerle una mascarilla para evitar contagios.

Otro caminaba con mucha dificultad. Tenía uno de sus pies hinchado, no se podía amarrar el zapato. Cuando se lo sacó, los detectives de la Brigada Investigadora de Trata de Personas (Britrap) notaron una grave infección que, después supieron, era una micosis no tratada.

El último se puso a llorar apenas comenzó a hablar.

-Nunca había visto a inmigrantes en tan malas condiciones físicas -dice Cyntia Cortés, jefa de la unidad hasta donde llegaron los tres ciudadanos indios el jueves 6 de junio, a las ocho de la noche.

Dos semanas antes, el 22 de mayo, aprovechando un día libre, los extranjeros salieron del restaurante Jewel of India, en calle Manuel Montt, y no regresaron. Cansados de lo que describieron ante la policía como malos tratos, incumplimientos y malas condiciones de vida, fueron hasta la Inspección del Trabajo para hacer la denuncia. Los acompañó un paquistaní, empleado de otro restaurante, con más tiempo en Chile, quien les sirvió de intérprete. Desde allí los enviaron a la Brigada de Investigación Criminal de la PDI, en Las Condes. Y finalmente a la Bitrap, en Santiago Centro. Cynthia Cortés recuerda esto: que no traían documentos, que no hablaban español, que el inglés que manejaban era muy rudimentario, que tampoco tenían dinero y que, por lo que dijeron, ninguno quería volver al restaurante.

Ante la subprefecto estaba Karam Singh, nacido en el estado de Utrakhand, al norte de India, frontera con China y Nepal, 30 años, casado, con estudios básicos. Era el que llevaba menos tiempo en Santiago de los tres. Entró a Chile con visa de residencia temporaria el 5 de febrero pasado junto a otros cinco indios, en un vuelo desde Bombay, con escala en Dubái y Sao Paulo. Trabajaba como cocinero en su país y ganaba 120 mil rupias mensuales (cerca de 100 mil pesos chilenos).

A su lado, Sangram Singh, 27 años, soltero, quien trabajaba como chef en Ahmedabad, su ciudad natal, la séptima urbe más poblada de la India, la mayor del estado de Guyarat. Salió de su país en un vuelo de Sudáfrica Airlines el 15 de noviembre de 2011, que hizo escala en Ciudad del Cabo y Sao Paulo, en un viaje que duró cerca de 24 horas.

Al final, Uttam Singh, 23 años, nacido en Dehradun, al norte de la India, en las laderas del Himalaya. Vivió tres años con una tía en Mumbái, donde trabajó en un restaurante como chef. Viajó a Chile en el mismo vuelo que Sangram.

-¿Quién los trajo? -les preguntó Cynthia Cortés.

Karam respondió un nombre que la subprefecto apenas entendió:

-Mi jefe, Rakesh Arora.

Lejos del lujo asiático de su restaurante, el departamento de Vitacura en donde vive Rakesh Arora es pequeño y extremadamente sencillo. En el living hay un par de mesas de centro, un mueble de madera para poner unos pocos adornos y dos sillones viejos. Se diría que nada, salvo el olor a especias que escapa desde la cocina, remite a la India.

Arora, que pasó dos días en prisión preventiva en la cárcel de Santiago Uno tras ser formalizado -junto a René Montes Fuentes, administrador del Jewel of India- por trata de personas, muestra el único adorno de la pared: una gran grieta que recorre la muralla, producto del 27-F.

-Hacía cuatro días había traído a mi madre a vivir a Chile y vino este terremoto. En India no hay temblores. Primera vez que sentíamos algo así -dice en una mezcla de inglés y español.

Diabético, hipertenso y con dos bypass en el cuerpo, Arora (57) es soltero, no tiene hijos y vive con su madre de 87 años. Profesa el hinduismo y en su departamento adaptó una esquina como templo para meditar y orar, pero también guarda varias imágenes católicas: tiene una foto de Juan Pablo II en una vitrina, un crucifijo y un cuadro de San Alberto Hurtado en su pieza.

Hijo de un abogado laboral y una dueña de casa, Arora nació en Nueva Delhi y tiene cuatro hermanos que aún viven en India. Cuenta que fue educado en una familia muy espiritual, en la que el padre trabajó hasta su jubilación en una sola empresa. Como él, Rakesh Arora también estudió Leyes, con especialización en impuestos, en la Universidad de Meerut, a 72 km. al noreste de Nueva Delhi, en el estado de Uttar Pradesh. Pero no alcanzó a ejercer como abogado. Se dedicó a la exportación de vestuario y artículos de hogar. Junto a un socio montó una empresa textil en Bombay. Fabricaba ropa para la marca Ferucci, la que vendía a Panamá. Dice que en uno de sus viajes supo que la marca era de origen chileno y a comienzos de los 90 decidió visitar este país para hacer contactos comerciales. Le fue bien. Varias tiendas de retail se sumaron a su cartera de clientes. También hacía negocios...

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