El quiebre entre el maestro y el discípulo que remece a la Facultad de Derecho de la UNAB
"Derecho UNAB dice NO al acoso" se lee en el cartel que alumnos de esa carrera colgaron en su facultad, en la avenida Bellavista de Santiago. Mientras por altoparlantes suena "Jeremy", de Pearl Jam, los estudiantes esperan los resultados del sumario interno abierto al decano, Juan David Terrazas, quien ha sido denunciado por acoso laboral y sexual.
A cargo del secretario general de la Universidad Nacional Andrés Bello, Fernando Azofeifa, la investigación surge de acusaciones presentadas por el profesor Fernando Samper y su esposa, la abogada Sonia Inostroza, quienes le atribuyen a Terrazas una serie de maltratos.
A 50 metros de la toma, en un café de Providencia, Samper -un destacado profesor de Derecho Romano de 85 años, fundador del Doctorado de Derecho de la UC- dice agradecer el apoyo de los alumnos y estar listo para retomar sus clases apenas termine la movilización.
"Estos dos años los hemos pasado muy mal", resume sobre el conflicto que quebró su relación con quien consideraba su discípulo. "Yo soy el maestro de este señor -afirma-. Tal vez soy un poquito ingenuo, pero lo he tratado como a un hijo. Siempre lo apoyé en todo y de pronto este hombre llega al poder y tal vez hace notar su verdadera personalidad. Y aquí empiezan las cosas. Un acoso laboral constante, a propósito de algo que no es el problema realmente".
Ese algo, detalla Samper, es la inversión de $50 millones que dice haber hecho en 2014, a instancias de Terrazas, en un negocio personal de este último, con la promesa de que él se la devolvería en cuotas y con un interés mensual del 1%.
El decano no cumplió con lo pactado verbalmente, asegura el denunciante, y ante las insistentes peticiones de pago de Samper, habría desplegado una escalada de medidas de presión, como cambiarle su oficina, descalificar su trabajo en público o asignarle tareas que no correspondían a su especialidad. Además, habría acosado sexualmente a su esposa, quien se desempeña como coordinadora académica vespertina de la facultad.
-¿Cuál era el propósito de esa presión?
"Si él me hubiera dicho 'don Francisco, este dinero que le debo me lo gasté, no se lo puedo dar de vuelta', no me habría importado. Pero a propósito de eso, él me presiona laboralmente".
-¿Pero con qué fin?
"(Decir) 'olvídese de esto. Yo le voy a conseguir un contrato muy bueno, de dedicación exclusiva, con tantos millones de pesos mensuales, pero usted esté tranquilo, no me atormente pidiéndome lo que le debo'".
-¿Fue un error...
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