¿Qué ha quedado de la posmodernidad? - 8 de Agosto de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 873886761

¿Qué ha quedado de la posmodernidad?

Jean Baudrillard afirmó que desde la caída del Muro de Berlín, la realidad se parecía a un acelerador de partículas. Los hechos, sometidos al tratamiento de los medios de comunicación de masas, se habían convertido en imágenes efímeras. La abundancia de información y su vertiginosa circulación nos había expulsado de la órbita de lo real. Ya no teníamos contacto con las cosas, sino con simulacros y representaciones. Las sombras de la caverna platónica habían abolido definitivamente la luz del mundo exterior. La fábula borgiana sobre el mapa que usurpa el territorio representado se había consumado. Ya no podíamos discriminar entre el bien y el mal, lo verdadero y lo falso, lo bello y lo deforme. A partir de ahora, ya no sería posible hablar sobre el sentido de la historia o el fundamento de la moral. Silenciosa e inadvertidamente, habíamos desembocado en una rebelión contra los padres del pensamiento moderno: Descartes, Locke, Kant, incluso Marx. Las grandes palabras -verdad, libertad, justicia, racionalidad- ya solo eran conceptos vacíos, construcciones teóricas y relativas. El desencanto había reemplazado a la ilusión de un progreso indefinido. Ya no había espacio para discursos globales. Había comenzado la era de los pequeños relatos o, si se prefiere, de la posmodernidad.Tres décadas después, podemos preguntarnos si la posmodernidad constituyó una liberación o un retroceso, una moda o un cambio histórico real, una burbuja o un hito. ¿Somos hombres y mujeres posmodernos o criaturas que aún piensan, imaginan y anhelan con las herramientas proporcionadas por la Modernidad, es decir, conforme a los principios de razón, progreso y universalidad?La posmodernidad puso de manifiesto que la razón occidental podía ser un instrumento de dominación y represión. Existían otras formas de interpretar la realidad y otros valores. El legado de Grecia, Roma y Jerusalén no era la única voz que merecía escuchar. La Ilustración, heredera de sus logros, había creado la impresión de que era posible un ascenso progresivo hacia lo mejor. Hegel había corroborado esa teoría, explicando la Historia como la realización progresiva del Espíritu. Ese planteamiento había proporcionado a la empresa colonial los argumentos morales necesarios para justificar sus depredaciones. Más allá de Europa, solo había barbarie. Por eso era legítimo ocupar otros continentes, imponiendo la perspectiva occidental. La posmodernidad exigía el fin de esa coerción y el reconocimiento del...

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