La primavera explota en Maipú - 25 de Septiembre de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 911169915

La primavera explota en Maipú

P artió con un error. De camino a la Quebrada de la Plata, en la periferia santiaguina, no pude notar el momento exacto en que Santiago dejaba de ser una majamama de autopistas y conductores enojados para pasar a convertirse en una red de terrenos sembrados, casas antiguas y carteles de queso fresco. Quizás se me pasó la mano mirando Instagram o, de pronto, los 40 minutos que separan mi departamento con la entrada al santuario no fueron suficientes como para notar el cambio.En la zona occidental de la ciudad, de camino a Valparaíso, se encuentran las 1.110 hectáreas de terreno que cuida el Santuario de la Naturaleza Quebrada de la Plata , en Maipú. Allí, sobre los primeros montes de la cordillera de la Costa, se protege una buena muestra de vida natural capitalina, con cerros cubiertos por guayacanes, peumos o espinos, muchos pajaritos e insectos que esa mañana llegué a conocer en un recorrido a pie y en camioneta por todo el sitio.¿Mi misión posdieciochera? Hacer un paneo general por el lugar.La entrada a la quebrada es larga y se llega por la Hacienda Universidad de Chile: unas 3.300 hectáreas que esta casa de estudios tiene destinadas para la investigación experimental de los alumnos de Veterinaria, Ingeniería Forestal e Ingeniería en Recursos Naturales. Algo así como lo que fue la Quinta Normal en el siglo 19, pero mucho más extendido, con plantaciones de viñas, hortalizas y varias ovejitas incluidas."Hasta 2012 la Quebrada de la Plata se usó para hacer estudios de conservación. Pero entonces, una minera entró de forma ilegal y comenzó a explotar el sulfato de cobre que hay en la ladera sur del santuario", dijo, de camino al santuario, Solange Lobos, coordinadora del lugar e ingeniera en Recursos Naturales.Según ella, costó sacarlos y para proteger sostenidamente el lugar, se decidió convertirlo en Santuario de la Naturaleza. Dicho esto, abrió una reja y entramos por un camino de tierra por el comienzo del santuario. Tres tiuques acompañaban nuestra conversación y era fácil sorprenderse con el color...

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