Presencia terrestre. - Núm. 34, Marzo 2005 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56738932

Presencia terrestre.

AutorAhumada, Ernesto
CargoPoema

PRESENCIA TERRESTRE "Esa será mi casa cuando me vaya yo..." Nino Bravo En algún lugar del mundo los rosales florecen En las manos de los ovejeros; En algún lugar del mundo hay cavernas Habitadas por hombres Ataviados con los fulgores de la sangre prohibida; Hombres escondiéndose tras los ramajes Con un rosario de suavidad milenaria, Labrando de espejismos las aguas negras del Maule; Hombres de rostro sombrío que doran de misterio Al cadáver que encarna en poesía, Al cadáver que flota, entrando en cada pétalo, En cada sonido marino, en cada estrella fugaz Que cae sobre las aguas dejando un aura bestial, Dejando libros marchitos y caracoles alucinados, Dejando lirios de luz para seducir a la amada. En algún lugar la llovizna camina en la noche, Respirando besos helados, acariciando esos cabellos De trigo que en una barca de luz auscultan a los demonios, Hiriendo la carne de los que se desbordan En cantos furtivos, remeciendo las conciencias, Cambiando el destino de lo que tienen vocación de sonámbulos, Aturdiéndolos con belleza y extrañamiento. Yo sé que en algún lugar del mundo existe una música Encendiendo la lámpara de savia; En algún lugar está el dios de los pinos y de los eucaliptos, El dios de los hombres que se confunde con las ortigas perversas: Aquellas facinerosas que ni la luna ni los duendes pudieron domar. Cuando éstas visiones se detuvieron ante mis ojos Yo no sabía si era la imaginación del relámpago O los caballos furiosos que mi padre conoció en su infancia. No sabía si era el júbilo innumerable o la borrachera De la bestia que mi ser distingue Cuando se mira en el espejo de la imagen transitoria. Pero yo sé que en algún lugar del mundo Encontraré la puerta de mi cosmos paralelo, Entonces, dormiré en el umbral de la casa de barro Que el abuelo construyó fecundando de sueños Las habitaciones profanadas por abogados de estirpe oscura. Pero yo sé que existe un lugar donde la sed se acaba, Y basta contemplar La metamorfosis de los ríos en amapolas sangrantes, Basta entrar en la jaula de las bestias circenses, Realizar unas piruetas, estirar las manos tras los barrotes Poblados de monstruos y reír, reír solapadamente Porque ya no hay sed; Pero existe un lugar del mundo Donde los niños sueñan diluvios Esperando las cosechas, Esperando el brotar del tiempo, Sacudiendo las estrellas y los tréboles aéreos Mientras comen naranjas de la temporada, Porque siempre existe un lugar que hace...

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