Postres de lujo en La Vega - 18 de Noviembre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 544285730

Postres de lujo en La Vega

No han pasado más de 10 minutos y por el pasillo estrecho y grisáceo se asoma "Normita", una mujer pequeña, delgada, de ojos café oscuro. Está vestida con una chaqueta de polar en un furioso color fucsia, a pesar de los 20 y tantos grados de temperatura que hacen esa mañana. "Normita" se llama Norma Mallma, tiene 34 años y estudió cocina en Perú, pero hace nueve años está en Chile y hace poco comenzó a llamar la atención por sus postres y tortas, que vende sin parar en este pasillo de La Vega.

Norma abrió este modesto pero altamente concurrido espacio hace menos de un año. Antes, vendía en una suerte de corner instalado en la esquina de otro local, propiedad de un chileno. Pero los clientes aumentaron tanto y tan explosivamente que tuvo que contratar a dos ayudantes e irse a un lugar nuevo, más grande, propio. Un lugar donde pudiera dar rienda suelta a la fórmula con la que, dice, ha logrado que su emprendimiento crezca: un mix de sabor casero, ingredientes peruanos -en eso no transa- y presentación que se inspira en los restaurantes de lujo.

-Me instalé acá pensando que a los peruanos, que vienen mucho, les gustaría tener de nuevo los sabores de su tierra. Pero fue al revés: son los chilenos los que están encantados. Ellos suman el 80 por ciento de mis ventas -asegura, convencida de que parte de su éxito se debe no tanto a su buena mano como al trabajo arduo y al simple hecho de que su propuesta se inserta en el boom que ha tenido la gastronomía peruana a nivel internacional.

-A los chilenos les gusta porque los saca de su rutina; no es lo que comen siempre -agrega.

A los chilenos, habría que agregar, también les gusta la decoración de sus tortas, con colores y frutas, un plus que la ha distinguido de otros locales de su tipo.

-Yo creo que lo que hace la diferencia son las esencias y algunas cosas que traigo de Perú. En la torta de chocolate húmeda, por ejemplo, uso un chocolate peruano con verdadero cacao. Todo es casero, entonces el chocolate no es medio sequito sino cremoso, como un bombón que cuando lo comes se deshace en tu boca -explica Norma, quien cada vez que viaja a ver a su familia aprovecha de tomar algún curso de pastelería. Así, dice, se mantiene al tanto de las nuevas tendencias.

-Siempre estoy perfeccionándome; yo creo que por eso me ha ido bien -comenta.

Tortas de campo

En su Ica natal, al sur de Lima, Norma compartía una casa de campo junto a sus padres -una dueña de casa y un trabajador agrícola- y 11 hermanos. Ahí aprendió a apreciar la comida en todas sus formas; desde las frutas y verduras sacadas directamente de la mata hasta los cerdos que sacrificaban en cada celebración y que, asegura, tenían un sabor especial que nunca más ha podido encontrar.

Pero lo que verdaderamente despertaba su fascinación era lo dulce. Uno de sus paseos favoritos...

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