Pesadilla en el ballet - 14 de Mayo de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 638270153

Pesadilla en el ballet

Lunes 4 de abril, en el Centro de Justicia.

-Sí, entendí.

Johann Ortiz -39 años, bailarín, coreógrafo y maestro de baile- miró de soslayo al juez. Sentado al lado de su abogado, estaba con los brazos cruzados. Cada tanto fruncía el ceño y observaba al fiscal Patricio Millán.

En la sala del séptimo juzgado de garantía de Santiago, mientras lo formalizaban, toda la atención -tanto del equipo de la escuela Arte Ballet como de los familiares de las víctimas- estaba centrada en el bailarín.

Ortiz, que suele definirse como un artista, parecía abstraído en sus pensamientos.

La voz del fiscal lo devolvió a la realidad.

-Hay que tener presente que el imputado ejercía funciones en una escuela de ballet, a la cual asisten menores de edad. Muchos menores de edad. Los padres confían la entrega y su cuidado. Prácticamente pasan todo el día en la institución. Y abusando de estas circunstancias procedió a acceder a la niña.

Ese era el escenario más difícil que le había tocado pisar a Johann Ortiz.

Clases de ballet

En 1988, Johann Ortiz Bustos tenía 11 años y vivía en Conchalí. Allí conoció a Claudio Jiménez, un productor artístico que había formado un grupo de baile en el barrio, al que Johann no dudó en integrarse. Empezaron bailando canciones de Pablito Ruiz. "Johann era el que atraía cuando bailaban, el canchero, el cabro inteligente", recuerda Jiménez.

Seis años después, a fines de 1994, cuando aún estudiaba en el Liceo de Aplicación, entró a la escuela del Teatro Municipal de Santiago con 17 años.

Allá llegó para aprender técnica. Pero no tenía todas las condiciones para dedicarse a la danza, reconoce Johann Ortiz a "Sábado". Está en el departamento donde cumple arresto domiciliario y muestra fotos que confirman su paso por el teatro.

Quienes lo conocieron en el Municipal, recuerdan que estaba obsesionado con tener condiciones: siempre defendía que era mejor que todos, que bailaba con más ganas, que le dedicaba más tiempo a las cosas. Ponía los pies debajo de un piano y pesas en los hombros para elongar mejor. Obtuvo resultados: logró hacerse un lugar y aprender de sus maestros Marta Hertz y Claudio Muñoz. Este último se convirtió en su mentor. Incluso, cuando Muñoz partió a Estados Unidos a formar parte del Houston Ballet, Johann Ortiz viajó hasta allá para prepararse físicamente.

En 1999, el bailarín se integró al cuerpo del baile del Teatro Municipal. También comenzó a destacar como coreógrafo. Incluso fue asistente de Jaime Pinto en la presentación en el Festival Aberdeen, en Escocia.

Por esos años, Odette Mercado y Cindy Carreño buscaban convertirse en bailarinas.

-Estábamos en la escuela y ahí Johann daba clases libres. Era muy estricto, muy disciplinado -explica Odette, sentada al lado de Ortiz.

Las clases eran de siete a nueve de la noche en alguno de los salones del teatro. Hasta que, según las mismas bailarinas, las autoridades del Municipal se molestaron. Algunos integrantes de la compañía dicen que fue porque el director de la escuela de esa época, Patricio Gutiérrez, consideró que el trabajo de Johann entorpecía el suyo.

La dirección les dio un ultimátum a quienes tomaban clases con el bailarín. Tenían que elegir: la escuela del Municipal o las clases de Johann Ortiz.

Secreto a voces

-De diez horas, cinco ensayábamos y las otras cinco hablábamos. Íbamos a su departamento. La figura era así: él acostado, con cosas ricas, chocolates, y todos a su alrededor. En ese edificio de calle Santo Domingo arrendaban varios de mis compañeros. Vivían todos juntos, casi como una comunidad.

Así recuerda Paz Bustos la rutina en Arje. Allí llegó en 2003.

Hacía dos años, en 2001, Johann Ortiz, junto a Odette Mercado...

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