Pensiones en el vecindario - 23 de Diciembre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 699549281

Pensiones en el vecindario

A principios de los años noventa, muchos países de América Latina transitaron a modelos de pensiones sustentados en un pilar de capitalización individual similar al impulsado por Chile en los años ochenta. Pero se hizo poco por revisar sus parámetros y mantenerlos vigentes luego de ser implementados. Tal pasividad ha sido aprovechada por el populismo para infligir importantes daños a la seguridad social durante la última década en Argentina y Perú. Son experiencias que vale tener a la vista frente a los desafíos que enfrenta Chile.

El legado "K"

En noviembre de 2008, Cristina Fernández de Kirchner decidió terminar con el sistema de capitalización individual instaurado en 1994 e inspirado en el modelo chileno. En la práctica, la reforma significó la estatización de los más de US$ 30 mil millones de dólares de activos de propiedad de 4,7 millones de cotizantes que eran gestionados por las administradoras de fondos de jubilaciones de pensiones (AFJP). Los fondos fueron transferidos al sistema estatal manejado por la Administradora de la Seguridad Social (Anses), instaurándose entonces un generoso sistema de reparto que extendió beneficios previsionales a más de 3 millones de personas que no habían realizado ningún aporte o muy pocos.

Los costos de ello han sido inmensos. El gasto público en el sistema previsional supera el 13% del PIB, del cual menos de la mitad se sustenta con aportes de empleadores y trabajadores formales, la cotización bordea el 27% y la informalidad laboral se eleva hasta el 35%.

En este contexto es necesario entender los moderados cambios que impulsa el Presidente Macri en esta materia. Su principal objetivo es asegurar la sustentabilidad del sistema.

Esta semana el Congreso trasandino aprobó una reforma que, entre otras cosas, modifica el método de reajuste de las pensiones, jubilaciones y programas de asistencia social, el cual dependía de la recaudación tributaria y de un índice de remuneraciones. En la práctica, la incongruente fórmula producía abultados e injustificables aumentos. La alternativa aprobada el pasado martes utiliza las cifras de inflación -cuya medición ya fue saneada- y en menor medida un índice de las remuneraciones del sector privado, asegurando así reajustes con racionalidad económica.

El obvio cambio, que ha generado violentas manifestaciones de grupos organizados que apelan a la existencia de derechos adquiridos, da un respiro al erario argentino. Se estima que producirá un ahorro anual de US$...

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