Partidos políticos (crecen como) callampas - 5 de Noviembre de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 913699252

Partidos políticos (crecen como) callampas

Nuevos partidos aparecen en Chile. Como callampas en un bosque otoñal.Los Amarillos, bufanda en ristre, lo hicieron hace algunos días. Ximena Rincón, acompañada de su escudero Matías Walker y un grupo de exconcertacionistas jubilados, hizo su propio partido a la medida esta semana. Claudio Orrego anuncia su propia agrupación. Nadie sabe con quién ni para qué.Tres conglomerados que reivindican un centro que se ha quedado despoblado. En términos ideológicos, es positivo. En términos políticos, es una mala noticia. Chile no resiste más partidos.Pero ello no termina allí.Hace pocos días, 170 militantes de Comunes salieron de la colectividad y anunciaron la creación de una nueva colectividad. ¿Una escisión de Comunes? Así es. La partícula más pequeña todavía es posible dividirla.Hoy en el Parlamento chileno tenemos 22 partidos. Veintidós partidos que hacen ingobernable cualquier democracia. Y que deja las decisiones al arbitrio de negociaciones sombrías con grupos pequeños, que empiezan a adquirir poder.Tal vez el caso más paradigmático en el Chile actual es el Partido de la Gente (PDG). Una montonera cuya identidad es camaleónica; cuyo máximo representante, Gaspar Rivas, es un diputado con evidentes problemas de salud mental, y cuyo referente, Franco Parisi, encarna la versión más burda del populismo. Pues bien, gracias a la atomización actual, los ocho votos del conglomerado son claves para todo. Y para todos. La política chilena hoy se mueve al ritmo de lo que decida el PdG, y cuya última decisión paradójicamente se remonta a Alabama.El resto de los honorables sigue en su propia tienda, "por el momento". Cada representante es amo y señor de lo que piensa. Y si no les gusta, "me voy a otro partido, mierda". "Y si me molestan mucho, formo uno nuevo". La vieja práctica de lo que en Latinoamérica se ha llamado el "camisetazo", del que Chile estuvo prácticamente inmune en los 30 años, y que hoy ha llegado para quedarse.Los países necesitan pocos partidos políticos. Y poderosos. Y que la pugna ideológica se traslade al interior de las agrupaciones, pero que el sistema electoral los fuerce a quedarse adentro. El caso más paradigmático de lo contrario es lo que ocurre en la DC: en su estado agónico, terminará solo con Carmen Frei y Yasna Provoste aferradas a la campanilla y al timbre del partido, y reivindicando -por cierto- su opción de izquierda. Y que el último deje la cortina cerrada.Los ejemplos en el mundo sobran. Las democracias estables...

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