La paradoja del liceo y la prefectura - 20 de Marzo de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 862642719

La paradoja del liceo y la prefectura

Pailahueque es una veintena de manzanas donde se reparten sus casi dos mil habitantes. Es sol en verano, y lluvia y escarcha en invierno. Pailahueque es viento. Son queltehues en la plaza y terneros vagabundos en alguna esquina. Pailahueque es campo, almacenes sin bebidas zero, un salto de agua turístico, ninguna recomendación en Tripadvisor y apenas dos escuelas de enseñanza básica.Además de todo eso, Pailahueque es un pueblo al sur de Ercilla, donde su población vive dividida por la presencia de la prefectura de Fuerzas Especiales de Carabineros número 32, matriz del controvertido "Comando Jungla", y responsable de controlar el orden público en la llamada "zona roja" del conflicto mapuche. El mismo establecimiento para el que la institución ya dispone de 2,7 millones de dólares para levantar el Centro de Entrenamiento de Operaciones Policiales de Pailahueque, una construcción de más de 7 mil metros cuadrados que contará con un polígono de tiro cerrado, una sala multiuso de hormigón armado para instrucciones virtuales y teóricas, y una cancha de entrenamiento de tiro.Mientras algunos vecinos valoran la presencia policial, otros lamentan el simbolismo que representa: está ubicada en las 40 hectáreas que alguna vez albergaron las dependencias del Liceo Técnico Profesional IER de Pailahueque, cerrado en 2013 tras la mala administración de su sostenedor, la Fundación IER (Instituto de Educación Rural). Un proyecto único en su tipo, con especialidades técnicas y un enfoque intercultural que potenciaba la identidad étnica de sus estudiantes, la mayoría provenientes de localidades mapuches rurales.Decenas de esos jóvenes, relata hoy Gloria Quiñilen, temporera, dirigente de la comunidad indígena Juan Pinoleo, exapoderada y presidenta del Centro de Padres durante ese último año, quedaron a la deriva en busca de nuevos establecimientos.-Muchas de las familias no tenían el acceso para enviarlos a otros lugares -dice Gloria Quiñilen, sentada en la plaza del pueblo y con el viento sacudiendo su mascarilla-. Más de la mitad no terminaron su enseñanza media y empezaron a trabajar. Otros se fueron, algunos terminaron en la nocturna. Fue muy doloroso, porque su futuro no fue el mismo que hubieran tenido si el liceo no desaparecía. El Estado le quitó esa posibilidad a la comuna.Desde que desapareció, Pailahueque también es un pueblo sin liceo.Punto de encuentroFue a fines de los 90, recuerda Juana Candia, directora de la Fundación IER, cuando la organización ligada al movimiento de Acción Católica adquirió el predio en la localidad de Pailahueque. El diseño del proyecto era ambicioso: ser el liceo técnico profesional y subvencionado más moderno de la región, con capacidad para albergar más de 500 alumnos, 220 de ellos internados en dependencias divididas para hombres y mujeres, y con un enfoque intercultural que atrajera a las comunidades mapuches de la zona. Para financiar la construcción, el IER consiguió aportes de INDAP y aprovechó su cercanía con el diputado DC Edmundo Villouta Concha, entonces miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores, que logró el apoyo económico permanente del ducado de Luxemburgo y del País Vasco.El proyecto pedagógico, recuerda Juana, se inició el año 2000 con las especialidades de Párvulo, Mecánica Automotriz, Técnico Agrícola y Técnico Forestal. Ella fue designada como encargada de UTP (Unidad Técnico Pedagógica). Desde su oficina en Santiago Centro recuerda las dependencias del liceo: una enorme estructura con laboratorios, diez salas, habitaciones con camarotes, taller...

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