Papeles dispersos: el destino de los manuscritos literarios chilenos
Por años, los cuadernos estuvieron en un atado ubicados sobre un librero del mismo escritorio donde cobraron vida. Hoy están en una cajonera de madera en el living de la casa, junto a prácticamente todos los papeles que existen de Rojas: manuscritos, cartas, muchas columnas mecanografiadas, apuntes, etc. Es un archivo suficientemente ordenado y aunque no está sujeto a las medidas de conservación mínimas para su valor, es el gran tesoro de la Fundación Manuel Rojas. El organismo tiene su sede en la misma casa del escritor, donde también vive su hija menor, Paz, quien cuenta que en este momento están evaluando el destino de los documentos. Hasta ahora, jamás se ha acercado a ellos ninguna institución para consultarles sobre esos papeles. Ni chilena ni extranjera.
Quizás es cosa de tiempo. En los últimos años, los archivos de escritores -muertos y vivos- han escalado en valor, superando las fronteras del patrimonio cultural para constituir un mercado internacional. El último golpe en la materia lo dio hace un mes la Universidad de Texas, que compró para su Centro Harry Ransom los papeles del creador de Macondo, Gabriel García Márquez. Los colombianos entendieron la transacción como una dura fuga patrimonial, pero se confirmó algo ya casi evidente: Estados Unidos será el gran depósito de los manuscritos literarios del planeta. Chilenos hay desde los 60, cuando José Donoso le vendió parte de los suyos a la Universidad de Iowa. Y se siguen sumando.
"Es una situación difícil de evitar, porque por falta de recursos los estados no invierten en estas compras, que muchas veces pasan por empresas de remates internacionales y no es raro que alcancen precios exorbitantes", dice Alejandra Araya, directora del Archivo Central Andrés Bello, de la Universidad de Chile, uno de los depósitos nacionales más valiosos sobre el siglo XIX: guardan los manuscritos de algunos de los intelectuales fundacionales de la república, entre ellos los de Andrés Bello y de José Victorino Lastarria. También documentos sobre la Revolución de 1891, incluidos escritos de José Manuel Balmaceda, y el mayor conjunto de pliegos de la Lira Popular. Y aunque lo literario no es su fuerte, conservan los manuscritos de "Sonetos de la muerte", de Gabriela Mistral.
Pero el hogar de Mistral está en otra parte. Desde 2007, el Archivo del Escritor, de la Biblioteca Nacional, alberga el mayor archivo de la poetisa. Son 562 piezas, páginas manuscritas y mecanografiadas, más 168 cajas con objetos...
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