Orden y desorden - 19 de Junio de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 906416856

Orden y desorden

"En 1995, Andy recibió un juguete. El juguete era de su película favorita. Esta es esa película".El cartel que aparece al comienzo de "Lightyear" -el nuevo estreno de Pixar, el primero que arriba a las salas desde el inicio de la pandemia- está ahí para encuadrar de la mejor forma posible lo que el estudio concibió como una "ficción dentro de la ficción", pero la frase no tardó en explotar en las redes y generar una buena cantidad de memes, observaciones satíricas y teorías varias, suficientes como para preguntarse si acaso esa era la estrategia adecuada a seguir y si de verdad valía la pena haber hecho la película. ¿En serio el público quería ver un relato donde Buzz existe "de verdad" y no es solo un juguete? ¿Se puede estirar ese chicle hasta el infinito y más allá?La respuesta de Disney no admite dudas: el show continuará hasta que sea necesario. Hace tiempo que Pixar tiró la esponja como compañía que solo produce películas y personajes originales; pertenecer al conglomerado de Mickey implica sacar el máximo partido de tu librería, así que a no extrañarse si algún día tenemos por delante la película de Woody o la de Jessie, la vaquerita. O la del señor cabeza de patata. Quién sabe.En las condiciones en que llegó a los cines, "Lightyear" cumple. La cinta hace un buen trabajo al combinar aventura y personaje, estableciendo una aceptable continuidad entre las frases y tics del astronauta "real" y las del hiperactivo muñeco plástico que, a su modo, era la verdadera alma de "Toy Story"; el epítome del americano infalible que vive conminado a superar sus límites, pero también a admitir que incluso alguien como él puede fallar. En la trilogía original, esa toma de conciencia conllevaba ribetes existenciales (ese inolvidable momento de la película de 1995 en que, después de ver su propio comercial en la TV, un confundido Buzz despliega sus alas y se lanza al vacío solo para caer por el hueco de la escalera); en la versión actual, la anécdota es algo más trabajosa: un error del ranger espacial deja varada a su expedición científica en un planeta inhóspito y él se obliga a testear incansablemente el combustible de velocidad luz que les permitirá regresar de donde venían. Cada vuelo no dura más que un puñado de minutos, pero para sus colegas en tierra esos minutos equivalen a años, años que pasan de forma inexorable.Mitad "El día de la marmota" y mitad "Interestellar", de Christopher Nolan, la premisa entretiene, pero al mismo tiempo...

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