Una oferta que Nueva York no puede rechazar - 20 de Marzo de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 898992065

Una oferta que Nueva York no puede rechazar

L a calle está silenciosa pero, alguna vez, en los patios tras los murallones de piedra de la avenida Longfellow , a la altura del número 110, en el vecindario de Todt Hill, Staten Island, Nueva York, lo que había era la algarabía de una gran boda. Había bandas de música, un baladista, bailes, vestidos, trajes, sombreros y un desfile de autos de época. La novia era Connie Corleone, hija de Vito Corleone, el mafioso más famoso del cine. El mismo que, durante el festejo, recibía a puertas cerradas a Bonasera, uno de sus peticionarios, quien imploraba venganza contra los agresores de su hija.-Padrino... -lo llamaba, mientras se inclinaba para besarle la mano.-Bien -respondía Corleone-. Acepta este favor como un regalo por el día del matrimonio de mi hija.El lente del director Francis Ford Coppola se alejaba de la conversación privada y regresaba a las bandejas con jarras de vino, la risa, las fotos, los chismes, los vitoreos en italiano.Son los primeros minutos de El Padrino , obra maestra del cine que cumple cincuenta años. Basada en la novela de Mario Puzo y estrenada en 1972, la primera entrega de la trilogía, protagonizada por Marlon Brando y Al Pacino, narra la historia de la familia mafiosa Corleone, pero también la de Estados Unidos y, particularmente, la de Nueva York. Una época que ha sido ampliamente estudiada por autores como Tom Santopietro, nieto de inmigrantes italianos en Estados Unidos y autor de ocho libros, incluido The Godfather Effect: Changing Hollywood, America, and Me , recién reeditado. Un periodo que se refleja, dice Santopietro, en los automóviles y en anuncios publicitarios, pero también en el tamaño de las corbatas y las solapas, y en la evolución de la ropa de Michael Corleone, interpretado por Al Pacino, desde el uniforme militar al traje.-Su director de fotografía, Gordon Willis, en sus propias palabras, filmó deliberadamente esta boda de apertura en una "especie de Kodachrome brillante con un sentimiento de la década de 1940". Pensó que la sensación amarillo-roja de las escenas de la boda le daba un aspecto de época -dice Santopietro.Una obra de culto que llevó a parejas como la de la estadounidense Nancy Thayer y su marido a radicarse, tiempo atrás, en la misma avenida Longfellow, en una de las dos casas de fachada enladrillada, rodeada de árboles, donde Coppola situó, medio siglo atrás, aquel icónico festejo matrimonial. Eso sí, el director buscaba recrear en este lugar a Long Island, la zona de mansiones en Nueva York.Ubicada al final de una calle sin salida, a la casa de Thayer en Staten Island se llega desde Manhattan primero en un bus de acercamiento o un ferry , para luego seguir un solitario camino de empinadas y sinuosas curvas.Si bien la construcción casi no ha cambiado en décadas, su...

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