'Ninguna de las transformaciones tiene como término los cuatro años'
En el vóleibol jugaba de armador. Ha pasado más de una década desde que Giorgio Jackson dejara la liga escolar, en el Colegio Alemán Thomas Morus, y sigue jugando en la misma posición. Lo hizo como dirigente estudiantil, en la creación posterior del Frente Amplio, con su irrupción en la izquierda chilena, y desde el domingo, en la liga superior tras el triunfo presidencial de Gabriel Boric.Será por eso que Jackson viste impecable chaqueta azul, aunque el termómetro supera los 30° durante toda la conversación. Se ríe y admite que está casi nueva, aunque es antigua y que la ha usado poco... hasta ahora. Amigos y socios políticos, Jackson y Boric han caminado juntos desde el 2011, y ahora trabajan codo a codo en la casona de calle Condell -el instituto de estudios internacionales que la U. de Chile les prestó-, donde se fragua el nuevo gobierno. El ingeniero de la UC ha acompañado al "Presidente electo" -como lo llama y corrige, cuando en la conversación aflora un "Gabriel"- a su encuentro con el presidente Piñera en La Moneda, también en reuniones intra y extra Apruebo Dignidad, la coalición que forman con el Partido Comunista. De hecho, al llegar, va saliendo Álvaro Elizalde, tras afinar con Boric la forma en que los socialistas estarán en su gobierno."Un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después", es uno de los consejos del "Arte de la Guerra", el libro de Sun Tzu que Jackson repasaba seguido en sus tiempos de dirigente universitario. Se la recordamos. "Una frase muy sabia...", afirma.-¿Cuál es la batalla que dará el gobierno de Gabriel Boric?-En las elecciones se gana una oportunidad. Puede haber jolgorio y esperanza, pero aún no logramos cambiar las cosas. Desde el 11 de marzo, tenemos que demostrar que estamos a la altura de gestionar un gobierno de manera distinta, coherente con el proyecto político que venimos construyendo hace años.-¿Y qué se juega el proyecto del FA en este primer gobierno?-Nos jugamos demostrar que estamos preparados para ser gobierno, gestionar los cambios por los que la ciudadanía viene luchando durante tanto tiempo. En segundo lugar, como coalición, la posibilidad tener un nuevo marco constitucional. Y nos jugamos la capacidad de articular una mayoría que trascienda la coalición de gobierno, en busca de acuerdos sustantivos en el Congreso y la sociedad civil.-¿Esa mayoría es lo más decisivo si su programa es a ocho años, dos gobiernos?-Claro, ninguna de las transformaciones tienen como término los cuatro años. Se busca hacer un giro de timón, avances significativos para empezar a dar señales concretas de cambio, en un gobierno. Que al terminar el período de Gabriel Boric la gente diga "mi vida, Chile, cambió".-¿Y qué se juega usted?, ¿el primer paso en la ruta presidencial?-No lo veo así. Lo hemos conversado mucho con el Presidente electo sobre el proyecto colectivo y los liderazgos personales, que son malos cuando se vuelven imprescindibles. Es un honor acompañar y apoyar en todo lo que pueda al Presidente electo, no tengo ninguna expectativa ni ambición personal en estos cuatro años, más allá de que este gobierno sea exitoso.-La disyuntiva la han tenido Bachelet con Peñailillo, Piñera con Chadwick, y el Ministerio del Interior fue implacable con ellos. ¿Más aconsejable sería un estratégico segundo piso?-La verdad, no lo sé, pero el Presidente electo sabe que estoy a su disposición. Estaré feliz con lo que él crea mejor para conformar equipo.-A propósito de Piñera, ¿cambió el feeling con los ministros Bellolio, Ossa y Delgado, después del almuerzo en La Moneda?-Fue una campaña muy polarizada, más allá de las tensiones propias de un gobierno y una oposición, que hemos tenido muchas. El lunes tuvimos una...
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