Modelo Barcelona y política cultural: usos y abusos de la cultura por parte de un modelo emprendedor de desarrollo local. - Vol. 41 Núm. 122, Enero 2015 - EURE-Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales - Libros y Revistas - VLEX 558001142

Modelo Barcelona y política cultural: usos y abusos de la cultura por parte de un modelo emprendedor de desarrollo local.

AutorRius, Joaquim

RESUMEN | El Modelo Barcelona de desarrollo local ha sido intensamente debatido. Desde su inicio en los años ochenta hasta la actualidad, diversos autores han analizado sus características como modelo, destacado sus éxitos y también sus puntos débiles. No obstante, menos atención ha recibido la relación que existe entre el modelo de desarrollo local y el modelo de política cultural, a pesar de que Barcelona también es internacionalmente conocida por su dinamismo cultural. De manera habitual, este modelo de política cultural ha sido interpretado como un instrumento en la agenda de desarrollo local. El presente artículo mostrará, a partir de análisis de diversos casos ejemplares, que la política cultural de Barcelona ha sido fuertemente condicionada por el modelo de desarrollo local y ha intentado responder, con múltiples incoherencias y contradicciones, a una potenciación endógena de la creatividad local. Sin embargo, en los últimos años dicha política cultural ha experimentado de manera creciente una instrumentalización para el desarrollo económico y su proyección internacional.

PALABRAS CLAVE | Modelo Barcelona, desarrollo local, política cultural.

ABSTRACT | The Barcelona model of local development has been intensely debated. Since its emergence during the 1980s, several authors have analyzed its characteristics as a model, and have highlighted both its strengths and weaknesses. However, less attention has been paid to the relationship between the model of local development and the model of cultural policy, despite the fact that Barcelona is internationally reknowned for its cultural dynamism. Usually, this model of cultural policy has been analyzed as an instrument within the local development agenda. The present article will show, based on an analysis of several exemplary cases, that the cultural policy of Barcelona has been strongly determined by the model of local development. Likewise, cultural policy has attempted to respond to an endogenous strengthening of local creativity, through not without several contradictions and inconsistencies. However, in recent years, Barcelona's cultural policy has been increasingly instrumentalized for economic development and international projection of such development

KEYWORDS | Barcelona Model, local development, cultural policy.

Introducción

La relación entre modelo de desarrollo local y política cultural es un punto clave en el debate sobre el rol de la cultura en las ciudades contemporáneas. Así, ciudades como Glasgow (García, 2004a), Liverpool (Connolly, 2011), Bilbao (González, 2011) o Barcelona (Montaner, 2007) han sido consideradas un modelo para otras ciudades deseosas de proyectarse como ciudad global (Sassen, 1991) o ciudad creativa (Landry & Bianchini, 1995). En este debate se ha destacado la creciente importancia de las orientaciones instrumentalizadoras de la cultura (Belfiore, 2002; Gray, 2007) en la definición de las políticas culturales locales, que han tomado nuevo protagonismo (Connolly, 2011).

En la última década se ha generado un considerable volumen de literatura crítica sobre el denominado "Modelo Barcelona" (Balibrea, 2001; Blanco, 2009b; Degen & García, 2012; Delgado, 2007), que se focaliza en las tensiones y virtualidades negativas de la regeneración urbana como estrategia de branding y en el papel que los actores sociales locales han desempeñado en este proceso en términos de participación (Barber & Pareja Eastaway, 2010; Gouldner, 1957; McKinnie, 2006; Morris Hargreaves Mcintyre, 2009). Sin embargo, en estos trabajos no se ha considerado de forma completa la correlación entre el modelo de desarrollo local y el modelo de políticas culturales ni la atención se ha centrado en las particularidades y realizaciones de la política cultural, quedando la problemática relegada a miradas parciales.

Asimismo, si bien la política cultural en Cataluña en su nivel regional ha recibido una creciente atención (Rius & Rubio, 2013; Villarroya, 2012), los análisis dedicados a la política cultural de Barcelona son casi inexistentes. Podemos decir que predomina o bien el discurso celebratorio del modelo por parte de sus responsables políticos (Mascarell, 2005; Pascual, 2008) o críticas a la instrumentalización de la cultura desde el ámbito académico (Balibrea, 2001; Degen, 2003; Delgado, 2007).

Una excepción es el trabajo de Arturo Rodríguez Morató (2008), que, analizando el desarrollo histórico de la política cultural en la ciudad de Barcelona, plantea la hipótesis de la existencia de un Modelo barcelonés, no como un caso excepcional o representativo de un tipo dentro de una categorización tipológica determinada, sino como un caso extremo de la tendencia general de las ciudades contemporáneas a situar la cultura en el centro de la dinámica de organización y de desarrollo urbano.

Transcurridos treinta años desde el inicio del conjunto de actuaciones identificadas con el Modelo Barcelona de política cultural, en este artículo planteamos dos preguntas centrales: ¿cuál es la correlación entre Modelo de desarrollo local y el Modelo de política cultural?; ¿cuáles son las actuaciones del ámbito cultural que responden a una lógica instrumental en el marco del Modelo Barcelona de desarrollo local, y cuáles están guiadas por una lógica que desborda esta orientación?

Nuestra hipótesis de partida es que el Modelo Barcelona de política cultural viene condicionado por el llamado Modelo Barcelona de desarrollo local, y que gran parte de sus rasgos y contradicciones se explican por esta correlación. No obstante, las políticas culturales tienen una dinámica y unos objetivos relativamente autónomos que no pueden explicarse plenamente por instrumentalizaciones exógenas a la política cultural.

Para contrastar esta hipótesis, nos proponemos, en primer lugar, analizar el debate sobre la relación entre desarrollo local y política cultural, estudiar las características del Modelo Barcelona de desarrollo local y periodizar etapas del Modelo Barcelona de política cultural. En segundo lugar, centramos el análisis en siete casos característicos de la política cultural de Barcelona (1).

El artículo se basará en la explotación de los resultados de la investigación sobre el sistema de la política cultural en Cataluña elaborada por los autores en el marco del proyecto financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad del Estado español, Ref. CS02008-05910/SOCI. En el marco de esta investigación se ha recurrido al análisis de fuentes documentales como Memorias, presupuestos y documentos elaborados por la propia administración. Además, se ha realizado un análisis del discurso de las entrevistas a una muestra razonada de los principales agentes del sistema de la política cultural, generadas en el marco de la citada investigación (2).

Desarrollo local y política cultural

La evolución de la sociedad posindustrial ha dado lugar a una nueva relación entre economía y cultura: la cultura gana centralidad en el desarrollo económico de las sociedades occidentales (Rodríguez Morató, 2007). El quiebre del sistema fordista de organización industrial y la crisis del Estado de Bienestar keynesiano y de su modo de regulación han conducido a una profunda reorganización del sistema político y del sistema productivo. En el contexto de estas transformaciones, el nivel local adquiere un renovado protagonismo, sus gobiernos han ganado peso y asumen un nuevo papel. Así, han pasado de ser pasivos implementadores de las políticas estatales de servicios públicos, a ser activos promotores del desarrollo local (Blanco, 2009a).

El llamado entrepreneurial turn (Harvey, 1989) de las políticas locales, que apuesta por la revitalización urbana sobre la base de grandes proyectos arquitectónicos y eventos espectaculares, el desarrollo de servicios y de nuevas industrias, tiene un eminente carácter cultural, que a menudo se concreta en la creación de barrios artísticos o de clústeres de industrias culturales (Scott, 2000; Scott, 2010). Así, se afirma que las estrategias culturales son clave para la supervivencia de las ciudades (Zukin, 1995, p. 271). Entre estas estrategias culturales de catalización del desarrollo urbano, se encuentra la generación de grandes eventos (García, 2004a) y construcción de museos bandera (Bianchini, 1993b) o las candidaturas y nominaciones de Ciudad Europea de la Cultura (Balsas, 2004; Mooney, 2004). A partir de estas actuaciones se gestó un nuevo modelo de política cultural que, como en el caso de Liverpool y Barcelona, representan la voluntad de unir cambio urbano, desarrollo económico y transformación social (Connolly, 2011). Este modelo se inscribe dentro de otro cambio más profundo en la política cultural, del que Gran Bretaña es uno de los epicentros. Así, a partir de los años ochenta la política cultural es concebida como un motor de la economía de las ciudades y una palanca de la regeneración de los centros urbanos (Landry & Bianchini, 1995).

A partir de los años noventa, con la irrupción en el gobierno británico del Nuevo Laborismo, la cultura y la creatividad son concebidas, además de como un motor del desarrollo económico y urbano, como un instrumento para la cohesión social. Se profundiza entonces una tendencia a instrumentalizar la política cultural para fines de otras agendas de política pública (Gray, 2007), a pesar de que no se ha demostrado de forma empírica su efectividad (Belfiore, 2002). En este contexto se produce un cambio en los objetivos de la política cultural como política social, respaldado por un giro conceptual en el que la concepción redistributiva es desplazada por la idea de la cultura como factor de inclusión social (Connolly, 2011), una nueva orientación que sitúa a los gobiernos locales como líderes de las políticas culturales, por encima de las políticas culturales estatales, de carácter tradicionalmente redistributivo (Menger, 2010).

No obstante, no todas las transformaciones de la política cultural son interpretables a partir de su...

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