Misterios por resolver en las islas menos exploradas de la Patagonia - 22 de Diciembre de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 830272969

Misterios por resolver en las islas menos exploradas de la Patagonia

Ha pasado solo un par de horas desde que zarpamos de Puerto Natales y, sin embargo, la sensación de que ingresamos al corazón de un lugar ajeno a lo humano, de naturaleza rebelde, se cuela como el aire entre los 12 investigadores que forman la tripulación del Cabo Phillips.La porción del archipiélago Madre de Dios que navegaremos los próximos diez días es parte de la provincia de Última Esperanza y también se conoce como Ecorregión Marina Kawésqar, dada la alta biodiversidad que permite la presencia de glaciares, aguas dulces y corrientes oceánicas. Lo cierto es que esta geografía intrincada de costas insufribles hace que aquí todo guarde un rótulo común para los que vienen a hacer ciencia: escasas prospecciones han sido realizadas en la zona.Gerd Sielfeld, doctor en geología y líder de la segunda versión de la expedición Pulso de los Andes Australes (PAAUS II), indica en un mapa los puntos de muestreo. Son ocho estaciones sismológicas instaladas un año atrás, durante la primera expedición llevada a cabo por la Fundación Prisma Austral ( PrismaAustral.cl ), la que, como ahora, busca reunir diversas disciplinas que generen conocimiento sobre este lugar en gran parte inexplorado. Al que además quiere "mantener prístino por mucho más tiempo", dice Sielfeld.Ciencia e intuiciónCueri-cueri es un grupo de islotes a diez horas de navegación de Puerto Natales. Pero el gobierno plácido del capitán del buque, Marcelo Mansilla ( viajes especiales, cel +569 9630 0359 ), y las toninas que saltan junto al casco hacen pasar rápido el tiempo.A Mansilla lo acompañan sus dos hijos, Nicolás y Felipe, tercera generación de navegantes. Apenas superamos la angostura Kirke (un paso complejo, dadas las fuertes corrientes), pregunto en qué se fijarían si carecieran de instrumentos. Si hay algo en la naturaleza que los pudiera guiar. "Si los lobos están echados y mueven las aletas, es síntoma de mal tiempo", dice el capitán Mansilla: "Y en el Kirke pasa lo mismo. Cuando las aves se posan en el agua, es el mejor momento para cruzarlo".Luego de un tiempo, descendemos con el equipo de fauna a una isla cubierta de turba, para hacer un punto de "observación focal", mientras el equipo de geólogos trepa a las fallas. El médico veterinario Ismael Barría observa con binoculares las especies que se ponen al alcance de sus sentidos: un cormorán, un churrín del sur. Paula Ramírez, en cambio, a cargo de un proyecto de ADN ambiental, busca transectas de mamíferos, fecas o egagrópilas que den luces sobre la dieta de lagartijas y rapaces en este lugar donde todo parece intacto. sta vez no tiene suerte. "Está todo tan húmedo que cuesta imaginar que haya un ambiente propicio para una madriguera", dice Paula, mientras regresamos al barco.Última fronteraLa mayoría de los sitios son difíciles de prospectar. En el seno Fuentes, la isla Hannover tiene una selva fría tupida de matas de calafate: es más fácil avanzar sobre los árboles que a través de la turba, donde los expedicionarios se hunden hasta las rodillas.Esta vez acompaño al arqueólogo Alfredo Prieto, quien busca paredones de roca que ofrezcan un rincón más seco, protegido de la lluvia. Apenas logramos avanzar 100 metros. "Este no es un mundo terrestre, sino marino", dice antes de que regresamos a la...

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