Los mercados del auténtico Taipei - 5 de Abril de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 563580962

Los mercados del auténtico Taipei

Jianguo, el mercado de flores, es el tipo de sitios que podría pasar desapercibido para un forastero de paso, opacado por la silueta de la moderna capital de Taiwán, con su colección de edificios altísimos y avenidas futuristas, pero es también el tipo de lugar que mejor exhibe lo que es en verdad esta ciudad. Es, en rigor, uno de varios mercados donde ver otro lado de la ciudad. Uno más íntimo y cotidiano, si se quiere. Y justamente eso buscamos.

La multitudinaria asistencia esta mañana en Jianguo la componen familias locales que -en temple relajado- negocian el precio de las plantas que quieren llevar a sus hogares, mientras algunos monjes budistas buscan orquídeas para sus templos y una buena cantidad de turistas de China continental fotografía flores con sus cámaras con lente macro, como si estuvieran en un parque natural.

Es difícil no impresionarse con la belleza de estas flores imperiales. Hay orquídeas, crisantemos y peonías con aspecto turgente, colores brillantes y formas tan perfectas que hacen sospechar que sean artificiales. Desde luego, no lo son.

La variedad -y extensión del mercado- podría distraer la mañana completa. Se ven cactus en miniatura, cada uno con una flor de color diferente. Más adelante hay arreglos decorativos de bambú -como un árbol de Navidad, pero con la estética oriental de austeridad y simetría- y luego se encuentran las tiendas especializadas en maceteros hechos en cerámica gres y que colindan con acuarios que tienen peces verdaderos y falsos.

En Jianguo pareciera que uno puede encontrar todo el ecosistema necesario para armar un buen muestrario de la naturaleza taiwanesa en casa, una escena que de una u otra forma suena inesperada para una ciudad tan dramáticamente poblada, con una densidad de diez mil habitantes por kilómetro cuadrado (aproximadamente cinco veces más que Santiago, por decir algo).

Tanta abundancia vegetal termina de pronto. Una avenida separa a este colorido mundo del otro gran hito callejero del fin de semana en Taiwán: el Mercado del Jade.

Hay cosas similares entre los dos sectores. Este otro mercado también está formado por cuadras y cuadras de puestos donde cada artesano dispone sus piezas, mientras algunos clientes observan con lupa la calidad de las piezas.

Lo curioso del lugar es que, por el ambiente distendido y la escasa planificación de sus pasillos estrechos, pareciera ser una feria más. Un mercado barrial común y corriente. Sin embargo, cuando llegamos a la parte de preguntar los precios, uno comprende de qué se trata realmente esto: lo que se comercializa aquí son piezas finas, de calidad y alto valor, donde esa especie de diamante verde y translúcido que es el jade, extraído de las montañas de Taiwán, es la estrella en torno a la cual gira todo en esta suerte de joyería al aire libre, donde hay objetos que, por su precio, perfectamente justificarían estar guardadas detrás de una vitrina bien...

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