Mentiras leves, mentiras podridas y las elecciones británicas - 3 de Mayo de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 568423190

Mentiras leves, mentiras podridas y las elecciones británicas

Es comprensible que los políticos exageren al exponer su visión del futuro y menosprecien las opiniones de los demás. Todo ello resulta de lo más creíble, si no llega demasiado lejos y si presenta alguna semejanza con lo que los mismos políticos han logrado cuando han ocupado el poder. Los votantes descubren normalmente a los Pinochos políticos y el aumento de sus narices a kilómetros de distancia, pero tampoco esperan que sus representantes elegidos sean unos santos. Están dispuestos a conceder a algunos la inocencia, mientras no se demuestre lo contrario (la más importante cualidad con mucha diferencia que un dirigente político puede tener). Yo conjeturo que el día de las elecciones el Primer Ministro, David Cameron, contará con ese activo.

Los votantes tienen también la corazonada -por lo general, correcta, aunque no siempre- de que los partidos de la izquierda tradicional aumentarán los impuestos y gastarán más y los de la derecha harán lo contrario. La forma como reaccionan los votantes refleja su opinión sobre la historia reciente y lo que desean para sí mismos y sus familias en el futuro. Yo subscribo la opinión de que aciertan con esos juicios.

Sin embargo, este año el electorado británico debe esforzarse más de lo habitual en época de elecciones para desenmascarar los disimulos. Cuando los votantes se dirijan a los colegios electorales el 7 de mayo, sus posibles elegidos van a pedirles que crean tres grandes falsedades, cada una de las cuales es peligrosa de forma particular.

Las dos primeras falsedades -los mayores engaños que recuerdo haber contemplado durante una campaña electoral- corresponden a los dos partidos populistas más logrados del país: el Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP) y el Partido Nacionalista Escocés (SNP).

El rápido ascenso del UKIP se ha basado en la promesa de un regreso a un pasado británico que nunca existió: predominantemente blanco, temeroso de Dios, respetuoso de la ley, culturalmente insular y estrechamente centrado en sus intereses nacionales. Es una visión que atrae principalmente a quienes sospechan de la modernidad y son hostiles a la mundialización.

El peligro estriba en que las dos primeras prescripciones normativas del UKIP -el fin de la inmigración y la retirada de la Unión Europea- son imcompatibles con la prosperidad económica. Para que Gran Bretaña siguiera prosperando fuera de la UE, tendría que abrir su economía aún más, no solo al comercio y la inversión a escala mundial...

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