MARTE EN CHILE - 17 de Septiembre de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 649179973

MARTE EN CHILE

-Nos dijo que era de la NASA y que quería conversar con nosotros porque buscaba sitios análogos a Marte. Es decir, un ambiente con suelos lo más estériles posibles, donde el aire tuviera la menor cantidad de agua posible y con cielos claros la mayor parte del tiempo.

El desierto de Atacama tiene varios lugares que cumplen con esos requisitos y Luis Cáceres se los indicó. Desde entonces, dice el académico, quien es hoy colaborador permanente de la NASA en Chile, no pasa año sin que lleguen a esa región equipos internacionales. Son astrónomos, geólogos, biólogos, ingenieros expertos en robótica, químicos, geoquímicos, astrofísicos, astrobiólogos y científicos con múltiples otras subespecialidades que se instalan en los observatorios del norte, y en carpas, y trabajan durante horas. Todos aspiran a lo mismo: encontrar, apoyándose en la geografía del desierto de Atacama, vida pasada o presente en Marte.

-Queremos correr los límites -resume desde California el doctor Brian Glass, investigador principal del proyecto de perforación robótica para fines astrobiológicos (ARADS) del centro de investigación AMES de la NASA. Esto funciona por analogía, por metáfora, por razonamiento paralelo. Y como no podemos probar nuestras hipótesis en Marte, vamos al mejor lugar que le sigue.

El interés por Marte no es nuevo. Se trata de un planeta que, después de todo, se asemeja a la Tierra: al igual que ella, tiene una atmósfera que contiene oxígeno y agua, aunque en cantidades muy inferiores. Tiene una gravedad considerada adaptable para el ser humano. Pasa por las mismas estaciones que la Tierra. Y, si bien un año marciano dura dos años terrestres, el día en Marte alcanza aproximadamente lo mismo que nuestras 24 horas. Si a eso se suma que hay hielo en los polos y que se sabe hoy que en el pasado hubo un océano, es fácil soñar con la posibilidad de que haya tenido vida.

El mayor entusiasmo por la idea de vida en Marte surgió a fines del siglo XIX, cuando un astrónomo italiano llamado Giovanni Schiaparelli identificó, en observaciones telescópicas, la presencia de líneas estructurales sobre la superficie de Marte. Las describió como "canales", pero un error de traducción de sus escritos al inglés creó un formidable malentendido. En vez de channels, los traductores usaron la palabra canals que en inglés reenvía exclusivamente a canales de navegación. La noticia de que existían seres suficientemente inteligentes como para construirlos se viralizó causando un...

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