mariano fernández Y la trastienda de la visita papal
-La imagen que tienen de mí en la Santa Sede es la de un católico que va a misa. Pero la realidad es que esta es una embajada extremadamente compleja.
Fernández camina por el amplio living de su casa en Providencia y esquiva su colección de esculturas de Cambodia, Filipinas, India, Birmania, Italia, Haití. En las paredes cuelgan cuadros de artistas como Matta, Benmayor, Bororo, Pablo Domínguez, Pinto d'Aguiar, Downey, Toral y Ariztía. El living de su departamento parece un museo, pero casi nadie lo ve. Él y su esposa, María Angélica Morales, viven en Roma, y dos de sus tres hijos viven fuera de Chile.
-Toda embajada tiene complicaciones. En la Santa Sede tienes la discusión valórica, no referida al aborto, sino la crisis en Afganistán, la matanza en Siria, los refugiados que se ahogan en el Mediterráneo. Eso es muy intenso.
Fernández fue embajador en el Reino Unido, España, Italia y en la misión de Chile ante la Unión Europea. Fue subsecretario de Relaciones Exteriores y subsecretario general de Naciones Unidas, representante especial del secretario general de la ONU en Haití y jefe de la Misión de ONU para la Estabilización de Haití. Además, fue ministro de Relaciones Exteriores en el primer gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet y subsecretario de Relaciones Exteriores de Eduardo Frei Ruiz-Tagle.
El 14 de junio de 2016 asumió la representación diplomática en el Vaticano, tras dejar la embajada de Alemania, con el plan de concretar una visita del Papa Francisco a Chile.
-Las conversaciones sobre una posible visita del Papa comenzaron antes de que yo llegara al Vaticano -confidencia-. La Presidenta Bachelet ya había invitado al Papa y la Conferencia Episcopal, también. Debe haber sido en 2015. Y cuando yo presenté credenciales, le reiteré la invitación de la Presidenta con una copia de la carta de invitación previa.
-¿Qué le dijo el Papa frente a esa invitación?
-Me dijo que tenía claro que iba a visitar Chile. No sabía si a final de 2017 o 2018. Le dije que estábamos muy agradecidos, que viajara cuando quisiera, porque íbamos a estar felices con que eso pasara, pero le advertí que a fines de 2017 hay elecciones presidenciales y que ese no es momento de visitas. Me dijo que tenía un gran afecto y simpatía por la Presidenta, y que conocía el país, porque estudió en Chile. Quedamos que después se conversaría el tema. Pasó el tiempo y hablé con autoridades del Vaticano, porque el Papa corrigió en público lo que me dijo a mí, diciendo que iba a ir a Perú y a Chile. Después, un amigo del Papa publicó en un diario argentino que por ahora no iba a ir a Argentina, porque iba a cerrar sus visitas del océano Pacífico con Perú y Chile. Entonces me pareció oportuno conversar con la autoridad vaticana, si eran solo declaraciones o estábamos concretando. El encargado de las visitas del Papa me confirmó que era la...
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