MARATÓN DE PIZZA EN BUENOS AIRES
-¿Están listos? -arenga uno de los organizadores del Muza5K, que es el nombre del evento, que inicialmente tomaba cinco kilómetros. Unas quinientas personas responden que sí a gritos. Yo también lo hago, aún a sabiendas de que soy incapaz de comer ocho porciones de pizza. Pero haré el intento. El evento dura cinco horas -el tiempo de dos digestiones- y además, está la compañía de mis amigas y colegas Ana Prieto y Natalia Páez, que emprenderán conmigo la aventura.
Nos ponemos las poleras del evento. En la pechera dicen "Muza5K" y en la espalda están los nombres de las ocho pizzerías que visitaremos en las próximas horas. Ninguna de ellas es moderna ni vanguardista. La maratón busca reivindicar la cultura porteña de pizza al corte, es decir: la práctica tradicional de comprar pizza por porción y, si se quiere, comerla de pie en la barra con un vaso de cerveza o moscato.
La propuesta viene siendo un éxito en Buenos Aires. El primer año, en 2012, el Muza5K solo reunió 22 personas, pero el segundo se llegó a cuatrocientas y esta vez -la tercera- la convocatoria supera las quinientas. Salvo los periodistas, que seremos 50, el resto de la gente pagó 10 dólares por participar. A cambio recibieron una libreta y una birome (para anotar las impresiones sobre cada pizzería, ya que después hay una votación); una pulsera (que permite recibir sin cargo las porciones reglamentarias), y una polera donde se leen los nombres de los siguientes locales: La Santa María, La Continental, El Trébol, Pin Pun, Kentucky, La Americana, Las Cuartetas y El Palacio de la Pizza.
Empezamos en La Santa María, ubicada en el barrio de Chacarita, que es donde muere la avenida Corrientes. Dentro del local hay televisores sintonizados en Crónica TV, uno de los canales que transmiten el evento en vivo. En las pantallas se ve una muzzarella de circunferencia perfecta, un vaso de moscato y un camarero que, a las seis en punto de la tarde -horario de inicio de la maratón-, corta la primera porción con un ademán ceremonial. Lo que sigue es el caos: "Se largó la maratón de la pizza" se lee en los televisores, y en La Santa María la gente grita enardecida y hace fila para recibir su primera porción. Nosotras también lo hacemos. La organización es rápida y en pocos minutos estamos comiendo junto a una copita de moscato.
-Es el primer evento popular al que vengo en años. Me cayó pizza arriba del iPad -dice Ana entre bocados.
En La Santa María hay fotos de Carlos Gardel, hay mozos formados largamente en su oficio y hay una infinidad de potus que confirma la intención ornamental de los locales sin criterio estético: el potus es una planta de interior resistente, que conserva frescura incluso en los ambientes aceitosos y que tuvo su auge en la década de 1990, cuando hubo un brote de bares con dueños españoles más interesados en la eficacia que en la belleza. Casi todas las pizzerías por las...
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