El mar a solas y la laguna que brilla
Ariatna llega una hora y media más tarde con unos lentes de piloto puestos, los pocos rulos hechos un tomate sobre la frente. Es tan delgada que la ropa sobre su cuerpo parece una funda.
-¿Español o inglés?-, le pregunto.
-English, my love, yo soy nuyorican-, me dice en inglés, pero no pasa mucho rato para que descubra que Ariatna, puertorriqueña, pero criada en Nueva York y Florida, no habla bien ninguno de los dos idiomas.
Tras instalarme en su casa, al rato voy con ella en su auto blanco y destartalado bordeando la costa de Fajardo. Almorzaremos juntas. El mar esmeralda brilla hermoso y quieto. El verde es voluptuoso y agreste. Los pocos restaurantes esparcidos por el camino están cerrados.
-Acá las cosas funcionan de jueves a sábado-, explica Ariatna-. Ya vas a ver que mañana se enciende todo.
De repente, un restaurante, El Rincón del Faro.
-!Esto salió de la nada, my love¡ Es nuevo. Probémoslo.
Pedimos tacos de pescado y pollo con arroz, habichuelas y tostones. Después del banquete, Ariatna me deja en la playa.
-¿Tú sabes dónde puedo comprar agua, fruta, esas cosas?-, le pregunto al bajarme.
-Ah, acá no hay nada de eso, pero en la tarde te paso a buscar y te llevo al Walmart- me dice y la veo desaparecer en su auto viejo por la carretera.
-Te paso a buscal a las 5 de la mañana, entonces-, me dice el taxista que llamo para que me lleve al ferry de las 9 de la mañana que va hacia Vieques.
-¿A las 5? No. Son vacaciones, no tortura. ¿No hay otro ferry?
-Sí, el de las una, pero si tú lo quieres cogel, tienes que estar allí a las 11 de la mañana.
Y aquí estoy, a las 11, haciendo una fila a plena luz del sol, donde lo único que nos han dicho es que solo cuando llegue el ferry, el capitán va a saber si los turistas cabemos o no. Los locales tienen preferencia -el ferry es su único medio de transporte con la isla grande-, luego los camiones que las abastecen, al último los turistas.
-¿Qué dicen?- me pregunta la pareja de noruegos mochileros que está detrás mío y el grupo de tres amigas gringas que temen perder su alojamiento en Vieques, si no alcanzamos a subirnos.
Quieren saber qué explica en español la policía que custodia la fila. Que al final vamos a saber, les traduzco. Bienvenidos al Caribe. La noruega se pone a tejer y las gringas se embadurnan con bloqueador solar. Y así esperamos, esperamos bajo el sol, rostizándonos como pollos al horno hasta que al final llega el ferry (tarde), y aparecen y aparece gente local de la nada y entra un...
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