La Mancha Extraterritorial - 17 de Agosto de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 524342818

La Mancha Extraterritorial

Antes de recibir el premio Príncipe de Asturias de 2001, el filósofo George Steiner se disculpó por no poder expresarse en español. Steiner habla francés, inglés, alemán, italiano, hebreo, griego clásico y latín. ¿Sería más sabio si dominara el español? Probablemente no. Saber castellano puede ser muy útil para hacer turismo, comprender canciones, ver películas, copiar alguna receta y -lo más sofisticado- disfrutar de ciertos poetas y escritores; pero en ningún caso para beber de las propias fuentes del conocimiento, pues ni la ciencia de primer nivel, ni los grandes negocios, ni la alta diplomacia emplean el español. De hecho, los idiomas oficiales de la Comisión Europea son inglés, francés y alemán, mientras que el uso del castellano para la diplomacia y los negocios sólo se da cuando una de las partes habla español.

Sobre el placer y el conocimiento

La importancia de una lengua no radica en el número de sus hablantes, ya que entonces tendríamos que concluir que el chino y el hindi serían los idiomas más importantes del planeta. La aritmética no debería tener la última palabra en materia cultural, como quedó demostrado después de aquella votación que determinó que la palabra más bella del idioma español era «Querétaro», un topónimo mexicano en lengua purépecha, lo que quiere decir que sushi , darling o collage también podrían haber ganado. No. La importancia de una lengua estaría determinada, más bien, por su grado de influencia en la vida cotidiana de las sociedades o en la aprehensión del conocimiento. Steiner ponderó en 2001 la hegemonía del «angloamericano» en el primer aspecto y tan sólo su creciente importancia en el segundo. Uno añadiría que el español tiene cada día más valor en la vida cotidiana de millones de hombres y mujeres, mas una nula importancia en la aprehensión del conocimiento.

Las lenguas que más han contribuido al conocimiento filosófico, humanista, social, económico y científico de Occidente son el alemán, el griego clásico, el francés, el latín, el inglés y el italiano. Steiner aseguró en su discurso de Oviedo que no podemos hablar de lenguas pequeñas o insignificantes, pues hasta los dialectos del desierto de Kalahari tienen matices sobre el concepto del futuro que Aristóteles no pudo dilucidar a través del griego clásico. Políticamente muy correcto, pero ni falta que le hizo a Aristóteles conocer los dialectos del desierto de Kalahari, tal como Steiner tampoco ha necesitado saber castellano.

Que nadie vea en...

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