Leo Prieto en órbita - 8 de Enero de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 879959914

Leo Prieto en órbita

Un ascensor baja por la tierra, hasta dar con un largo y aséptico subterráneo.Leo Prieto avanza lentamente hasta que, de pronto, los asiáticos que lo escoltan lo conminan a entrar a una habitación en la que una máquina le saca todo el aire de la piel, del pelo, de los bolsillos, hasta dejarlo inmaculado. Espacial. Libre de virus y bacterias.Una vez fuera, se da cuenta de que justo enfrente hay un inmenso galpón coronado por imponentes banderas rojas que flanquean sobre el que es el gran tesoro del lugar: el rover chino experimental, que hoy se pasea a su antojo en la Luna.Leo Prieto está feliz. No por nada anda vitrineando, viendo dónde comprar lo que para entonces se ha convertido en su nueva obsesión: un satélite de bolsillo, premunido de una cámara de última tecnología con la que planea escanear Chile de arriba a abajo. Y el mundo también.-Cuando viajé a China -dice Leo Prieto- ya sabía que en el mundo hay unos tres mil satélites. Y la mayor parte de ellos solo sacan imágenes del hemisferio norte. Cuando pasan por el sur, en vez de sacar más fotos, se dedican a subir las que ya tienen.A esas alturas, en la mente de Leo Prieto daba vueltas, ingrávido, al menos un número. La foto satelital de, por ejemplo, un hito geográfico puede costar 5 mil dólares. Conseguir las imágenes de satélites gratuitos, en cambio, es un gran dolor de cabeza, pues los encargos no funcionan o son a la suerte de la olla.Por lo mismo, la oportunidad estaba ahí. Y, tras buscar en Google Search, se enteró de que un satélite estándar puede costar al menos 200 millones de dólares. Y, claro, eso no estaba en su presupuesto. Es más, él no tenía presupuesto. Con suerte tenía una idea.Su historia espacial se remonta al 2016, año en que el conglomerado sueco Metro International compró Betazeta Networks (el "holding" de Fayer Wayer), propiedad de Leo Prieto, quien es un referente cuando hay que hablar de innovación y emprendimiento.¿Qué hacer ahora?, es lo que se preguntó tras la venta. La interrogante era la de un fanático de los drones al que siempre le había gustado la naturaleza e incluso, a los 12 años, cuando vivía en Brasil (su papá era diplomático en San Pablo), partía a hacer esnórquel a Angras dos Reis y entonces se imaginaba como oceanógrafo, un pequeño Jacques Cousteau descubriendo el fondo marino para algún día protegerlo.Leo Prieto tenía 13 años cuando llegó a Chile. "El primer país de América Latina con internet. Así es que de inmediato se abrió un mundo y Cousteau empezó a quedar en el olvido", dice.Autodefinido como "emprendedor por accidente", en Santiago comenzó a hacer páginas web y, como era uno de los pocos, él mismo...

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