Las lecciones de la mejor profesora de Chile
-Anoche tuve un sueño muy raro, algo no me dejó dormir. ¿Saben qué fue? -anuncia Nadia Valenzuela, profesora de Ciencias Naturales, al curso de séptimo básico.Son las 8:00 de la mañana de un lunes de octubre. El frío de Angol, en la Región de La Araucanía, se cuela por las ventanas de la Escuela Lucila Godoy Alcayaga, que solo tiene un curso por nivel. El 97 por ciento de sus estudiantes viven algún tipo de vulnerabilidad: familias disfuncionales, violencia o padres alcohólicos.-Soñó que nos sacábamos buenas notas -responde uno de los alumnos, y el resto ríe. Sobre sus cotonas y delantales, la mayoría aún viste su chaqueta para capear el frío de la sala.Los niños miran fijamente a la profesora, mientras ella les cuenta su sueño. Luego, sin que se den cuenta, Nadia conectará su historia con la materia de la cuarta unidad de Ciencias Naturales: los seres vivos. Después, ella les pide a los alumnos que saquen su plasticina que encargó la semana pasada. Pero solo seis llevaron el material. El resto se excusa: no pudieron comprarla. Ella les dice que entonces dibujen.Sentado atrás, un alumno, con su cuaderno en blanco, se tapa la cara con sus manos. Se ve ofuscado. Ella se acerca, se agacha y le pregunta qué le pasa. Al rato, el niño terminará su dibujo sin problemas."Si no lo ayudo, llegará a la casa con el mismo cuaderno en blanco. Es la única forma de que vean que alguien se preocupa por ellos. No se me va a caer el título por escucharlo. Todos fuimos hechos de la misma forma, todos somos polvo de estrellas", explica Nadia, aludiendo a la frase del astrónomo Carl Sagan.La actividad concluirá con los estudiantes mostrando sus trabajos frente al curso, pero solo un par de niños se atreverá a hacerlo. Los demás le contarán a la profesora de sus trabajos en privado. Ella los escuchará y felicitará a cada uno.Emilia, de 12 años, pide la palabra: "Tía, pensé que podríamos enviar un pedazo de plástico al espacio y vigilarlo, así sabremos cuánto tiempo demora en desintegrarse, quizá es menos que en la Tierra". Otros niños también se referirán el espacio e incluirán el tema en sus presentaciones. Incluso, algunos usarán palabras poco comunes para su edad.Hablar del espacio no es inusual en sus clases. Nadia Valenzuela destaca por desarrollar proyectos científicos con sus alumnos. Uno de ellos es el estudio de semillas que podrían cultivarse en Marte o en la Luna, proyecto que la misma profesora logró que la NASA lo apoyara.Minutos antes de que suene la campana, Nadia les da un mensaje:-Recuerden que ustedes pueden hacer esto y mucho más. Nunca olviden que son los mejores alumnos de Chile.Ella dice esas palabras sin saber que en los próximos días ganará la cuarta versión nacional del concurso Global Teacher Prize -conocido mundialmente como el "Nobel de la educación"-. A sus 39 años, es la mejor profesora de Chile.La escuela del moco-¿Sus profesores también la alentaban a ser la mejor?-Solo una y nos decía: "Estoy educando al futuro del país, a grandes personas". Yo miraba a mis compañeros de curso, moquillentos y entumecidos por el frío, algunos casi a pies pelados, y pensaba qué futuro había ahí, qué clase de profesionales seríamos. No tenía expectativas en mis pares ni en mí, pero la profesora nos decía eso para animarnos, ya que estábamos hundidos en la pobreza.Nadia Valenzuela nació en Victoria, provincia de Malleco. Su familia, compuesta por dos hermanos y sus padres, ambos profesores, mes a mes luchaban contra los problemas económicos. "Comíamos toda la semana sopa de porotos negros, sin ningún acompañamiento. Después, en el colegio, tenía que comer garbanzos, pero lo mejor era el...
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