La jueza que quería legislar - 14 de Junio de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 845047073

La jueza que quería legislar

En un fallo reciente, Macarena Rebolledo, titular del Segundo Juzgado de Familia de Santiago, dictaminó que un niño puede, legalmente, tener dos madres. La decisión se inscribe a la perfección en cierta narrativa progresista que pretende dejar atrás los prejuicios de épocas pretéritas. Así, muchos celebraron el fallo, que fue calificado de histórico. Se trataría, según esa lógica, de un inédito avance para acabar con la discriminación, y reconocer los derechos de las parejas del mismo sexo.Es posible, sin embargo, que la cuestión admita otra lectura. Por de pronto, hay un enorme problema antropológico involucrado. Reconocer la filiación homoparental implica suponer que la alteridad sexual, que está en el origen de toda reproducción humana, es irrelevante: la afirmación es cualquier cosa menos trivial. Naturalmente, es posible ver aquí un progreso -¿por qué habríamos de ser esclavos de nuestra biología?-, pero hay también una ambigüedad que salta a la vista. En efecto, desconectar la sexualidad de la reproducción exige aceptar que los humanos pueden ser producidos técnicamente, sin referencia a la dualidad original. Por lo mismo, los países que han aprobado el matrimonio entre personas del mismo sexo se ven enfrentados luego a la pregunta por la procreación artificial y la maternidad subrogada. Es cierto que ese proceso no es nuevo, pero aquí se radicaliza de un modo muy singular. Dado que esas parejas tienen el mismo derecho que las otras a tener hijos (de lo contrario, estaríamos frente a una nueva discriminación), resulta inevitable avanzar en esa dirección. Así, la filiación homoparental lleva aparejada una acelerada tecnificación de la generación humana, que es su verdadera consecuencia. La conexión se hace evidente si consideramos que el fallo alude a la "voluntad de procrear" de las parejas del mismo sexo, voluntad que no puede hacerse efectiva sin recurrir a la técnica. Recordemos, además, que la misma jueza fue la primera en aceptar la legalidad del vientre de alquiler, el año 2018.Ahora bien, tecnificar a ese punto la reproducción humana tiene efectos muy vastos. Por un lado, la maternidad subrogada termina pareciéndose a una forma contemporánea de esclavitud, donde el misterio más profundo de lo humano se somete a las reglas del mercado: mujeres acomodadas pagan a mujeres pobres (de países pobres) para que porten a su hijo. Esto genera, a su vez, situaciones cuando menos extrañas. En esta pandemia, decenas de recién nacidos...

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