Jóvenes sueñan con superar barreras para llegar a la universidad o al mundo laboral
Mientras otros jóvenes que cursan cuarto año medio se preparan para rendir la Prueba de Selección Universitaria (PSU), él corre.
No dará la PSU. "Los profes nos dijeron que había casos en que era mejor no darla y yo decidí que era uno de esos", afirma.
Egresará del Liceo de Hornopirén, que depende del municipio, con un título de técnico en turismo. Con promedio 5,6, eligió ir directo al mundo laboral y quedarse en la zona para trabajar como guía, algo que ya ha hecho, y luego emprender.
"No sé si estoy listo, pero lo haré. Tal vez me falta más experiencia, pero me voy preparando día a día. El turismo aquí es bueno. Hay que tener ganas de salir adelante", dice convencido. Entrena para llevar a los visitantes a subir el volcán, andar en kayak y hacer trekking entre los bosques nativos.
Y aunque muchos de sus compañeros emigrarán en busca de educación superior, él cree que su futuro está ahí. Y se queda junto a sus abuelos, que lo criaron "toda la vida", cuando su madre tuvo que partir a trabajar a Puerto Montt.
"Soy el primero en mi familia en terminar el cuarto"
A días de cerrarse el plazo para inscribirse en la PSU, "El Mercurio" recogió los testimonios de jóvenes que en distintos puntos del país se aprontan a egresar de liceos que registran altos índices de vulnerabilidad (hasta del 80% de la matrícula) entre sus alumnos, por provenir estos de hogares de escasos recursos y padres con baja escolaridad, entre otros factores. Sucede en el liceo científico humanista y técnico profesional de Hornopirén, donde estudia Nicolás, y se replica en varias comunas urbanas y rurales.
Es el caso del Centro Educacional Pudahuel (liceo municipal C-87), en la Región Metropolitana, desde donde está a punto de egresar Felipe Pino (18), quien sí se inscribió para dar la PSU.
"Terminar el cuarto medio para mí es un logro. En mi familia nadie terminó la enseñanza media. Yo soy el primero", dice. Y aunque saldrá con la especialidad de técnico en Administración y promedio 6,5, se ha puesto un gran desafío. Estudia más allá del colegio, por su cuenta, pues sueña con ingresar a Medicina.
"Desde chico he querido ser médico. Tengo un hermano mellizo con una enfermedad neurológica que se quedó con un nivel de tercero básico. Quiero aprender para ayudarlo a él y a otros que lo necesiten", enfatiza.
Vive en un cité de Santiago centro con su madre, quien "trabaja mucho por mi hermano y por mí, haciendo aseo en Providencia".
"Estoy muy motivado", señala el joven, quien espera ubicarse en el grupo del 15% mejor de su curso y obtener un cupo a través del...
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