Invitación a conversar - 29 de Diciembre de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 830580713

Invitación a conversar

Nuestro discurso y cultura educacionales naufragan a plena luz del día. El más notable colegio de la República no logra siquiera llenar sus vacantes, corroído por la indisciplina interna y la desidia exterior. El Estado docente vive una prolongada crisis de identidad, carente de soporte político, administrativo y de la sociedad civil. La formación católica -en sus filones popular, mesocrático y de élites- sufre la implosión de la cultura eclesial que la alimentó hasta el Bicentenario; un velo de sospecha envuelve ahora su misión. En su conjunto, el sistema se halla cuestionado por sus mediocres resultados en el desarrollo de habilidades cognitivas.La preocupación por la cultura de los jóvenes va más allá, sin embargo. Efectivamente, los síntomas alarmantes se acumulan. El fenómeno del bullying -físico, psicológico y digital- amenaza con volverse crónico. La difusión del alcoholismo, la droga y otras adicciones invoca la imagen de un paraíso artificial; forma alienada de huir de un entorno ingobernable. Abunda el maltrato hacia los profesores. La interrupción de clases se ha convertido en rutina. Un clima de desorden impide el aprendizaje. La autoridad del docente ha perdido sustento en la escuela y, fuera de ella, no es reconocida, a pesar del esfuerzo desplegado para fortalecer la profesión docente.El agitado cuadro del país agrega aún más complejidad a la situación. En un extenso sector de las generaciones nacidas en democracia parece no existir un lazo vital con aquella, sus valores y responsabilidades. Hay escasa tolerancia y propensión a funar a quienes se apartan de la opinión políticamente correcta. Un individualismo libertario se mezcla con el desprecio por la cultura liberal. En el trasfondo aparece una cierta complacencia generacional con la violencia ejercida por otros, un sentimiento anómico y un imaginario del orden que lo reduce a un sistema opresivo y al anulamiento del propio deseo.Si a lo anterior se agregan la disolución de la familia tradicional, el decaimiento de las jerarquías simbólicas, la individualización de los lazos comunitarios, las presiones laborales y el estallido de demandas masivas de estatus, dignidad, ingresos, consumo y seguridad, puede fácilmente entenderse que la propia idea de educación -igual que la de escuela- estén experimentando una verdadera crisis de sentido. Con razón, Massimo Recalcatti, intelectual italiano de la educación, pregunta respecto de la escuela: ¿Ha muerto ya? ¿Sigue viva...

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