Introducción
| Autor | Darek Yamir MacPherson Méndez |
| Páginas | 3-8 |
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INTRODUCCIÓN
Polémico y controversial es hablar de la eutanasia, hasta en su definición
conceptual se tuvo que llegar a un acuerdo, el que está en permanente revisión,
pero se ha logrado consenso y digo “cierto consenso pues puede variar en el
tiempo”, en adoptar por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la
asociación Médica Mundial en definirlo como: “el acto deliberado de poner fin a la
vida, a petición propia o de un algún familiar”. Definición no exenta de polémica y
discrepancia, tanto en el concepto como en las subclasificaciones que se
proponen y cambian constantemente, así como una mirada religiosa, moral, ética,
profesional, con adeptos y detractores a nivel mundial.
La eutanasia se plantea con base a sus antecedentes Históricos: La
eutanasia desde la antigüedad ha sido un tema candente. Su terminología deriva
del griego eu; buena y de thanatos; muerte. Paradójicamente significa “El buen
morir”, también otros poetas y filósofos de la antigüedad encuentran esta
expresión como sustantivo a “Una muerte honesta, feliz y honorable”.
En el juramento hipocrático presente desde los siglos V y IV a.c., la
eutanasia activa y la asistencia para el suicidio, tienen un significado fundamental,
pues es un compromiso que solo realizan los alumnos que se gradúan de la
carrera de medicina en las Universidades, y cuya traducción de del texto original
griego en uno de sus puntos señala “ Jamás daré a nadie medicamento mortal,
por mucho que me soliciten, ni tomare iniciativa alguna de este tipo”, y en la
versión de la declaración de Ginebra de 1948, podemos ser aún más precisos al
señalar “tendré absoluto respeto por la vida humana”. El médico solo puede
preservar y proteger la vida, nunca ponerla en peligro e incluso terminarla.
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El
concepto presenta una fuerte carga emotiva, valórica y en controversia, pues no
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COLMED. (2020).
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