Introducción
Autor | Sofía Correa S. |
Cargo | Profesora de Historia y Geografía de la Universidad Católica de Chile y Doctorada en la Universidad de Oxford |
Páginas | 6-6 |
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serie informe SOCIEDAD Y POLÍTICA 179
“La fe de nuestros padres y el espíritu de
nuestro siglo: tal ha sido la doble fuente de
en 1882, en uno de sus editoriales en el
diario El Independiente, órgano del Partido
existencia de un católico liberal en el Chile
decimonónico, cuando nadie ponía en duda
la legitimidad y viabilidad del liberalismo
en el orden económico, jurídico, político y
constitucional. Sin embargo, otra cosa era
presentarse como doctrinariamente liberal
a la vez que católico en unos tiempos en
que el Papado había condenado reitera-
damente las doctrinas liberales como una
-
dernidad. Así fue desde que Gregorio XV
condenara en 1834 a los católicos-liberales
franceses que con Lamennais proponían
la separación de la Iglesia y el Estado. Para
continuar con la Encíclica Quanta Cura, que
Pío IX diera a conocer en 1864 junto a un
extenso Syllabus de los errores del mundo
moderno, errores que incluían, ciertamente,
XIX cuando León XIII aclaraba en la Encíclica
Libertas -
lico de la libertad: “la naturaleza de la liber-
tad requiere someterse a la razón suprema
que es la autoridad de Dios”, declaraba di-
cha encíclica, así como por tanto, “no puede
-
raíso 1901) recibió su formación intelectual
católica tempranamente en el colegio de
los Padres Franceses de Valparaíso, don-
de cursó humanidades entre 1850 y 1852, y
posteriormente en el Colegio de San Luis,
en Santiago. Luego, como estudiante uni-
versitario en la Escuela de Derecho fue
discípulo de Courcelle-Seneuil, de quien
recibió su formación intelectual liberal. Su
memoria de grado, publicada en Anales
-
de, en 1865, versaba sobre “La condición
jurídica de la mujer pagana y de la mujer
-
un liberalismo doctrinario, aplicable en to-
dos los planos de la vida e hizo un esfuerzo
convicción, el catolicismo. En efecto, él se
individualista o liberal individualista. Adhería
al liberalismo individualista inglés que pro-
clama la reducción de las atribuciones del
Estado, asumiéndose como seguidor de las
doctrinas de Adam Smith, y deudor intelec-
tual también de John Stuart Mill y Herbert
conservador en la medida en que entiende
que la sociedad debe transformarse per-
manentemente en su camino al progreso,
y que esa transformación debe darse sobre
unas bases que deben conservarse: la pro-
piedad, la familia y la religión. Conservando
esas columnas se puede caminar hacia el
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