El Instituto de Chile: una conversación junto a la hoguera - 5 de Octubre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 537648102

El Instituto de Chile: una conversación junto a la hoguera

En todas esas manifestaciones, lo que predomina es la diversidad, hoy mucho mayor que la que teníamos hace medio siglo. ¿Cómo era Chile hace 50 años? Un periodista italiano que vino a nuestro Mundial de Fútbol dijo que se trataba de un "país lejano, pobre y orgulloso", mientras que el sociólogo Ernesto Ottone comenta que éramos un país atrasado con brechas de desigualdad caracterizadas porque los ricos eran menos ricos y los pobres mucho más pobres. Los ricos eran menos ostentosos y teníamos una oferta de consumo muy limitada, tanto que ofrecer algo importado era signo de distinción.

En los 60 del pasado siglo, Jorge Ahumada presentaba la cuarta edición de "En vez de la miseria", y Aníbal Pinto nos había diagnosticado como un caso de desarrollo frustrado. En 1964 Frei Montalva llegaba a La Moneda. Renán Fuentealba, presidente de la DC, anunciaba una reforma a la Constitución para dar cabida al plebiscito de consulta popular, y en el Congreso se discutía un proyecto de ley de divorcio, presentado por la diputada Inés Henríquez, sin que nadie pudiera imaginar que íbamos a tener una legislación semejante recién en el siglo XXI. Llegaba a Chile Charles de Gaulle y, atendido su metro 95 de estatura, el Hotel Carrera tuvo que habilitar una cama de 2,25 metros de largo, con cubrecama de brocato y encajes venecianos, mientras en esos mismos días la Policía de Investigaciones buscaba en nuestro territorio a un extremista francés acusado de participar en varios atentados contra el Presidente de su país. Francisco Antonio Encina celebraba sus 90 años, fotografiándose orgulloso entre las cebollas, habas y papas que cultivaba en su casa de campo. En las confesiones imperdonables de nuestro cronista más amable y divertido -Daniel de la Vega- se podía ver venir la empobrecedora sustitución de la bohemia por el carrete, la de los barrios por las urbanizaciones, la de los vecinos por los copropietarios, y la del tibio rumor de la ciudad por el enfebrecido avance de buses y automóviles. Se perfilaba ya la reforma universitaria, se apostaba con algo de ingenuidad al diálogo católico-marxista, y se abría paso la idea de la participación popular. El Concilio Vaticano y las conferencias episcopales de Puebla y de Medellín impactaban en América Latina, lo mismo que el giro marxista que a poco andar había hecho la revolución cubana. La desnutrición, la mortalidad infantil y la elevada tasa de abortos preocupaban al país. La inflación se había vuelto crónica...

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