La inmigrante que se convertiría en la Primera Dama de EE.UU. - 9 de Noviembre de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 652844757

La inmigrante que se convertiría en la Primera Dama de EE.UU.

El vestido que eligió Melania Knauss para lucir esa noche de invierno de 2005 en el Palacio Florida, cuando se casó con el por entonces empresario Donald Trump, había sido diseñado por Christian Dior cuando John Galliano aun era lo mejor que la marca podía tener. Era la acumulación en su máxima expresión. No podía ser menos. La extravagancia del millonario es contagiosa.

Ese 22 de enero, Melania tenía 34 años y hacía nueve que había llegado desde Eslovenia en busca de trabajo en la pasarela. Faltarían años para que el magnate republicano hiciera declaraciones antiinmigrantes por doquier en plena campaña por la presidencia.

Su apellido en realidad es Knavs, pero cuando quiso destacarse como modelo en Milán, creyó que lo mejor sería volverlo más europeo, por eso cambió la "v" por una "u" y le agregó otra "s". Pasó a llamarse Knauss, apellido que iba perder en menos de diez años.

Bajo su nombre original, pre-occidentalizado, Melanija (no Melania) nació en 1970 en un pequeño pueblo cerca de las vías del tren, Sevnica, a una hora de la capital actual, cuando Eslovenia era parte de Yugoslavia. Eran tiempos duros, días grises y fríos, de hoz y martillo.

Sin embargo, sus padres estaban bien acomodados y no sentían de lleno los golpes del comunismo: su madre trabajaba en una fábrica de ropa de niños y su padre era chofer. Por decisión propia, por oficio, su madre siempre se encargó de que sus dos hijas vistieran elegante. Ella misma confeccionaba sus atuendos. En "Melania Trump: la historia por dentro", los periodistas Bojan Pozar e Igor Omerza cuentan que siempre le interesó todo lo que tenía que ver con la belleza y el diseño, y que descubrió su talento cuando era aún muy pequeña: "En el garaje de su padre, por ejemplo, limpió, reparó y repintó un viejo carrito y lo convirtió en una maceta. Además, era una aficionada a tejer en lana".

Cuando le tocó la hora de decidir qué hacer con su vida, pensó que el diseño sería su meta, y para ello se anotó en la universidad local. Pero la casualidad la sorprendió en 1992: ganó el segundo lugar en un concurso de modelos, le ofrecieron irse a Europa, se dio cuenta de que en su pueblo natal de dos millones de habitantes no iba a conseguir mucho, hizo la valija, agarró el pasaporte y se fue a Italia.

Pero Europa no fue lo suyo y a los 26 años se fue a Nueva York.

Fue en una fiesta. No podría haber sido de otra manera. Música de...

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