'Sería ingenuo pensar que esta pandemia produzca un cambio radical en el escenario político de Chile' - 5 de Abril de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 842620140

'Sería ingenuo pensar que esta pandemia produzca un cambio radical en el escenario político de Chile'

Jaime Mañalich se para y va a buscar un reloj de arena. "Esto es para una reunión conmigo", dice y lo da vuelta. "No más de quince minutos". Lleva un rato hablando de su personalidad, dura, frontal, y lo usa para graficarlo. Pero el doctor en este caso tiene conciencia de la enfermedad. Sabe que entra en polémicas más de la cuenta, y dice que debió trabajar quizá más su carácter.Su estilo es conocido, así como su cercanía al Presidente, pero ahora es él quien tiene mayor exposición en el gabinete. Cada día aparece en televisión con las noticias del coronavirus, mientras los chilenos siguen atentos el crecimiento de una curva atemorizante.Es jueves y en el edificio del Ministerio de Salud no se ve especial aprensión por la epidemia. Algunos están con mascarillas; otros no, y circula gente por la escalera. El ministro solo pide sentarse a distancia prudente, pese a que no tiene baso y le falta un riñón desde los ocho años. Algunos de sus cercanos dicen que está como pez en el agua.-O sea, esto es lo mío -dice-. Es como decir... ¿Usted para que se preparó en la vida? Yo me preparé para esto.-¿No le ha cambiado la vida la sensación de tener la enfermedad cerca?-La probabilidad de que la gente que trabaja en salud se enferme es altísima. Yo estoy recorriendo lugares, con personas contagiadas, y la posibilidad de que uno muera de esto no es baja, porque estoy en grupo de riesgo. Sé que estoy en más riesgo.-¿Y le da miedo?-No, si me toca, me toca nomás. No sé cuándo voy a empezar la enfermedad; no tengo ningún síntoma, no hay manera de predecirlo.-¿Usted cree que se va a contagiar?-Sí. Probabilidad nomás.En 2002, Jaime Mañalich estuvo en la UTI internado por una septicemia derivada de una neumonía. "Yo me di por muerto", dice. Pero no quedó más asustado. "Para mí, la experiencia fue de cierta inmunidad al temor, un alejamiento de la experiencia del miedo. Para siempre. Porque no le temo a nada, ni a lo que digan ni a lo que hagan".Y asumió que la vida que ha tenido después "era de sobra. Una extensión del plazo". Cuando entró a la UTI estaba separado de su señora, y volvieron después. Fue una de las buenas cosas de ese proceso.Cristina Raffo, su esposa, sufre hoy de fibrosis quística, así que cada noche el ministro llega a su casa a cambiarse de ropa, ducharse y a dormir separados. "No estamos a menos de dos metros, en el comedor nos sentamos en la cabecera", cuenta.-En el primer gobierno de Piñera, sus hijos le pidieron que dejara su cargo, ¿fue por el estrés?-No, fue por la Cristina, pensaron en la salud de ella. Se generó el pronóstico que durante el período que durara yo como ministro, 1 o 2 años, no iba a tener problema... Pero duré más de lo programado y al pasar el tercer año (de gobierno), ahí salió ese trasplante de ella y mis hijos me dijeron, "papá, concentrémonos". Pero ella estuvo de acuerdo con que yo siguiera.-Y hoy cuando pone la cabeza en la almohada, ¿cuál es su mayor temor?-Que la Cristina se enferme, es la peor pesadilla. He pensado irme a otro departamento, pero ella está sola en una cuarentena estrictísima, entonces... Las cuarentenas tienen muchos efectos adversos y la gente no los mide. Estuve en Osorno y estaba el alcalde en una comunidad huilliche, y dice que la cuarentena es un grave problema, porque no tenemos harina, azúcar y no tenemos dónde vender nuestros productos. Usted cierra Osorno y nuestra comunidad se muere, y se muere de hambre...

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