¿Qué implicancias tiene la política identitaria para el caso de Chile?
| Autor | Jorge Ramírez R. |
| Cargo | Cientista político de la Pontificia Universidad Católica. Se desempeñó como Coordinador del Programa Sociedad y Política de Libertad y Desarrollo entre los años 2015 y 2018 y como Asesor del Gabinete de la Presidencia de la República entre los años 2018-2022. |
| Páginas | 17-19 |
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SEPTIEMBRE 2022 / SERIE INFORME SOCIEDAD Y POLÍTICA 183
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6. ¿QUÉ IMPLICANCIAS TIENE LA POLÍTICA
IDENTITARIA PARA EL CASO DE CHILE?
Nuestra sociedad ha experimentado durante las últimas
tres décadas un escenario de mayores niveles de desarro-
llo material, espacio para el surgimiento de demandas
post materiales. Cuando se experimenta un avance en
la satisfacción de necesidades de primer orden, básicas o
materiales, se genera un espacio para el surgimiento de
demandas post materiales, principalmente orientadas
a la consecución de valores, reconocimiento y estatus
dentro de la sociedad.
Paralelamente, el proceso de modernización conlleva
una tendencia hacia mayores niveles de individuación
y el auge de subjetividades que se expresan de múltiples
formas en la sociedad. Este proceso de modernización
sería -entre otras causas-, una de las génesis de lo que
Carlos Peña comprende como el predominio de una
suerte de “ética de la autenticidad” es decir, la invitación
que la sociedad hace a sus individuos a que autoediten
su existencia (Peña, 2021, p. 16).
En la historia reciente el país ha experimentado dos mo-
mentos identitarios de relevancia nacional. El primero
fue el estallido de octubre de 2019, entendido como una
coyuntura en la que los grupos y organizaciones identi-
tarias adquirieron un rol protagónico. La gran fuerza
impugnadora reejada en la crisis social de octubre fue
más bien una agregación de demandas insatisfechas y de
expresión de múltiples malestares, de los cuales, múlti-
ples grupos y organizaciones de corte identitarias fue-
ron protagonistas, para entrar así con fuerza en la arena
política nacional.
Una segunda etapa de este tránsito fue el intento de
institucionalización de esta pulsión o energía identita-
ria a través del proceso constituyente. En él, un crisol
identitario accedió a posiciones de poder reejadas en
una correlación de fuerzas de izquierdas en la Conven-
ción Constitucional, críticas del ordenamiento político
y social imperante hasta la fecha, que ellos caracterizan
como “neoliberal”.
Así las cosas, fuerzas identitarias que se habían desplega-
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