Hombre de cine - 28 de Marzo de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 863117535

Hombre de cine

Imposibilidad de verlo todo, o de por lo menos, ver lo que a uno le interesa o le intriga en un momento dado. Eso, que parece una de las maldiciones de la cinefilia, rápidamente puede ser identificada como una de sus virtudes. La sensación de tener un continente por descubrir, en secciones o al completo, a solo un play de distancia. También, la impresión de que esa obra quedará inexplorada por largo tiempo, hasta que suceda algo que rompa esa modorra.Y es lo que acaba de pasarme con el recién fallecido Bertrand Tavernier, de quien vi una que otra película a lo largo de los años y con quien me reencontré hace un par, tras revisar su magnífico "Viaje a través del cine francés" (2016), acaso el mejor documental cinematográfico de la década pasada y cuyas tres horas de duración en sala se extendieron a siete cuando por fin llegó a la televisión europea. Noqueado por la vastedad, la sutileza y la ambigüedad de su mirada, hice entonces la nota mental de ponerme al día, pero pasó el tiempo y aquí estoy otra vez, en la orilla de esa playa, divisando la obra aún desconocida, tan cerca y tan lejos.Lo que no me resulta para nada ajeno es su faceta de espectador apasionado, manifestada de múltiples formas durante más de siete décadas: nacido en el 41, sus primeros recuerdos fílmicos fueron los del Lyon de la liberación y con ella la subsecuente avalancha de todas las películas estadounidenses que la guerra había mantenido lejos. Western , melodrama, musicales, film noir . Nunca consiguió recuperarse totalmente del hechizo que le provocó la diversidad y energía del dinámico cinéma américain y, aunque eso le produjo una inevitable afinidad con las preferencias de los directores de la Nueva Ola (al menos diez años mayores que él), crecer en la década del 50 implicó para el joven cinéfilo profesar una religión que a ojos de sus futuros colegas era poco menos que anatema: su amor incondicional por el cine francés de posguerra. Esa colina donde Truffaut, Godard, Rohmer, Chabrol y Rivette plantaron su bandera contra lo que denominaron el "cine de papá" (películas producidas dentro de estudios y dominadas por productores y guionistas de larga carrera en el espectáculo), es un lugar que Tavernier nunca compartió. Para él, las películas de Clouzot, Autant-Lara, Duvivier, Cayatte, Clement y otros denostados por François, Jean-Luc y compañía, podían ser tan libres e iguales como las de los intocables Vigo, Renoir y...

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