Hacer filosofía al caminar - 24 de Mayo de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 570854194

Hacer filosofía al caminar

Tal vez por eso cuando lo hacemos ahora -porque sí, no para llegar de la casa al transporte al trabajo y de vuelta- nos desprendemos de nuestras cotidianidades, nos liberamos y las noticias ya no importan. Quizás es un atisbo de lo que, en alguna medida o momento, todavía podemos ser: animales sin nostalgias ni expectativas, sin pasado ni futuro, solo ahora, aquí, cuerpos con los pies en la tierra, parte del mundo. De la naturaleza. Salvajes. Alegres. Peregrinos. Inocentes.

Algo así se puede escribir luego de leer el ensayo con el que el filósofo francés Frédéric Gros celebra el acto de caminar: "Andar, una filosofía" (Taurus, 2015). Luego de leerlo y, por supuesto, si se empatiza con él. Porque lo de Gros es una celebración de la marcha, una reivindicación de su propio quehacer (es un gran caminante) escrita de la mano de algunos célebres peripatéticos: Nietzsche, Rimbaud, Rousseau, Thoreau, Nerval, Kant y Gandhi.

Andar, aclara Gros, no es un deporte: no hay técnicas, ni reglas; no se aprende, no hay resultados. "Poner un pie delante de otro es juego de niños". Tampoco es 'trekking' , porque para caminar hacen falta ante todo dos piernas, no "un calzado revolucionario, calcetines fabulosos, mochilas eficaces, pantalones con grandes prestaciones".

Gros recuerda que una de las formas que ha tomado el andar a lo largo de la historia es el peregrino. También que la palabra peregrinus tuvo como primer significado el de extranjero, exiliado: el que no está en casa. Por eso el canto del peregrino del Camino de Santiago dice: "Compañero, hemos de caminar / sin hacer permanencia". Es sí, una realidad histórica, pero también una metáfora de la condición humana. Por lo demás, apunta el autor, Jesús fue un peregrino que invitó a sus discípulos a abandonar todo y seguirlo. Y antes lo fue Abraham: "Vete de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré", le habría dicho Dios.

Cumplir el verbo

Según Honoré de Balzac (1799-1850), en su "Teoría del paso", el movimiento comprende el pensamiento y este se traduce en el verbo. Por eso, concluye el novelista francés, el paso y el gesto son el "cumplimiento más o menos apasionado del verbo". Todo es coherente en el hombre, "el andar es el semblante del cuerpo". O sea, somos nuestros pasos: pensamos como andamos y andamos como pensamos.

Lo anterior vale para los individuos, pero también para la especie, como lo muestra Joseph A. Amato en su libro de 2004 "On Foot: A History...

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