Gratuidad: vamos por ínsulas o encrucijadas - 18 de Octubre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 585000394

Gratuidad: vamos por ínsulas o encrucijadas

En Chile, esa amplia diversidad existe a partir de un régimen mixto de provisión (público-privado). Hasta el momento, el sistema ha evolucionado dinámicamente, transitando desde un acceso minoritario, elitista-burgués, a un acceso masivo mesocrático que ahora se aproxima a la fase de acceso universal, con creciente participación de jóvenes de los dos quintiles de menores ingresos.

La eficiencia interna del sistema (ratio de graduados/titulados por número de ingresados) es similar a la de los Estados Unidos de América y se parece también a la de los países del sur de Europa, situándose en el nivel superior dentro de la región iberoamericana.

La calidad de nuestra educación superior, si bien difícil de medir y comparar, mantiene una sólida reputación latinoamericana y es evaluada como razonable por observadores del escenario internacional comparado. Además, la calidad está mejorando impulsada por la expansión de las capacidades y cualificaciones del personal académico y por los procedimientos de evaluación interpares y de acreditación. Evidentemente, hay programas e instituciones que no alcanzan un nivel normal. Estos deberían corregir sus déficits o ser eliminados.

En cambio, ¿dónde están los problemas y desafíos mayores? ¿Estamos abordándolos correctamente?

Primero, hay un problema de eficiencia externa o pertinencia. La información y análisis disponibles indican que existen brechas entre las destrezas y competencias requeridas por la economía y la sociedad y aquellas que obtienen los egresados de la enseñanza superior. Incluso, podría haber casos de jóvenes graduados con baja empleabilidad o cuyos ingresos del trabajo no sean suficientes para cubrir los costos de su formación. Sin duda, hay ahí un desafío de primera importancia.

Segundo, las responsabilidades del Estado frente al sistema se hallan al debe. Este no posee una estrategia para el desarrollo sustentable de nuestra educación superior al mediano plazo. Las regulaciones públicas no están a la altura; hay fallas en la acreditación y supervisión de las instituciones y en la forma como ellas informan a la autoridad y la sociedad. Tampoco el financiamiento fiscal de estudiantes e instituciones es suficiente y está mal distribuido. En cada uno de estos tres planos los desafío son complejos y requieren ser abordados coordinadamente.

Tercero, tanto el subsistema universitario como el de formación técnica necesita ponerse al día de cara al futuro. El universitario, mediante un...

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