Ganadores del premio 'El Mercurio' y EY cuentan su vida y proyectos - 29 de Marzo de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 562655062

Ganadores del premio 'El Mercurio' y EY cuentan su vida y proyectos

De estudiante en práctica a la presidencia de Telefónica ChileClaudio Muñoz, presidente de la firma en Chile, elegido Ejecutivo del Año:En los pisos 21, 29 y ahora en el 30 de la torre Telefónica, en Santiago, se ubican las oficinas que ha ocupado Claudio Muñoz Zúñiga, presidente de la compañía.

Un ascenso que coincide con el que ha tenido la carrera de este alto ejecutivo en los 29 años de trabajo que ya suma en este grupo de telecomunicaciones de capitales hispanos y que tiene todos los componentes de la meritocracia.

La vida de Claudio Muñoz (casado, tres hijos hombres) comenzó en Rancagua, al alero de una familia de clase media. El mayor de cuatro hermanos pertenece a "una típica familia de provincia", cuenta Muñoz. Estudió hasta tercero básico en la Escuela Pública Número 1 de Rancagua, "y por esas cosas de la vida, cuando me iba caminando a mi casa pasaba todos los días por afuera de las oficinas de la Compañía de Teléfonos de Chile (CTC). Me llamaba la atención qué hacía esa empresa. Porque en mi casa no teníamos teléfono. A lo mejor eso influyó después en por qué, cuando hice la práctica, me interesó la CTC. La vida es una coincidencia", dice.

Al pasar a cuarto básico, sus padres quisieron cambiarlo a un colegio particular, el Instituto O'Higgins de Rancagua, de los hermanos maristas. Su madre era una profesora de contabilidad de un instituto comercial y su padre, un empleado de una empresa automotora. De ambos, cree, sacó habilidades para las matemáticas, contabilidad y finanzas, y el interés por los procesos industriales.

"Era un buen alumno, me gustaba que me fuera bien. Valoraba el esfuerzo que estaban haciendo mis padres y que tenía que retribuirlo. Sabía que al llegar a la casa tenía que hacer las tareas y estudiar antes de salir a jugar. Era un alumno mateo. Me iba mejor en los ramos más científicos que los humanistas. Me gustaba la matemática, física y química, y menos el castellano", cuenta Muñoz.

Egresó en 1979, del cuarto año C y su destino fue Santiago, la Universidad de Chile, para estudiar ingeniería civil industrial, cuando tenía solo 16 años.

Primero viajaba todos los días desde Rancagua, pero pronto debió acomodarse en pensiones de la zona de calle Bascuñán Guerrero y Avenida Ejército. Y al final de la carrera por pura casualidad, en 1986, se entera de que CTC -en aquellos años una empresa del Estado, que dependía de Corfo-, buscaba ingenieros recién egresados.

Muñoz arribó como practicante al departamento de Estudios, que dependía de la gerencia de finanzas, en una época en que las oficinas de la empresa estaban en el centro de Santiago, en el edificio La Cañada, en Alameda cerca de calle San Martín, en el piso 11. "Yo de teléfonos no sabía nada, y me empezó a gustar", rememora.

Ese fue el inicio de una carrera profesional que transitó por la ruta del ascenso: lo contrataron en octubre de 1986 como empleado, analista de la gerencia de finanzas y tras escalar posiciones, llegó a la gerencia general, en 1999. Luego, asumió un cargo corporativo en la matriz en España, hasta que regresó a Chile en 2010, a la presidencia de Telefónica Chile. O sea, toda la vida profesional en la misma empresa, salvo una pasantía que en 1993 hizo en la firma que hoy es AT yT en Estados Unidos.

En estos 29 años, Muñoz ha sido protagonista y testigo de los vertiginosos cambios tecnológicos, de propiedad y regulatorios, que han acompañado a la empresa. Por ejemplo, la privatización de CTC en 1988, y su paso a manos del grupo australiano que lideraba Alan Bond. Y luego, tan solo dos años más tarde, la venta a Telefónica de España.

El máximo directivo en Chile tuvo que hacer frente, casi recién asumido en la gerencia general, al famoso decreto tarifario de 1999, que bajó la tarifa que se le fijaba a la empresa, y que derivó en una demanda en tribunales por US$ 274 millones. El caso llegó hasta la Corte de Apelaciones, pero luego de esa sentencia de 2011, que no fue favorable a la empresa, esta no perseveró en la Corte Suprema. "Eso terminó. No existe la demanda. Si hay algo que uno aprende es que las cosas cambian rápido, se transforman", cuenta Muñoz.

Pero por lejos, el momento que recuerda más crítico, fue la reestructuración que debió emprender la empresa entre el 99 y el 2002, período en que salieron de la compañía unas mil personas. "No fue fácil y recuerdo profundas conversaciones con mi equipo de trabajo y mi familia. Porque trasciende al rol del profesional y toca lo humano. Pero tienes que enfrentarlo para que las empresas puedan seguir creciendo. A mí me marcó", rememora el presidente de Telefónica.

¿Qué desafíos avizora? "No descarto seguir avanzando en el mundo ejecutivo. Hacer algo en Chile o fuera de Chile. Ya viví algunos años en España y creo que Telefónica es una compañía que ofrece oportunidades. Si el grupo me pide algún desafío, claramente que lo voy a mirar y lo voy a pensar", dice.

Pese a la agitada vida ejecutiva, Muñoz se ha dado tiempo para el emprendimiento propio. Con su señora, Magdalena Salgado, iniciaron un proyecto agrícola, de producción de fruta para exportación, en la zona de Curicó. Para ello adquirieron dos campos-La Unión y La Esperanza-, donde cultivan manzanas, avellanos europeos, maíz y remolacha.

Además Muñoz es un activo partícipe en apoyo a causas como fundaciones y el mundo gremial chileno, a través de la Sofofa (ver recuadro). "Soy un convencido de que quienes estamos en la empresa, tenemos que tener esa mirada; pensar en el Chile que estamos construyendo", dice.

Y a pesar de lo copada de su agenda, se da tiempo para un singular hobby que desde hace años desarrolla, primero en su casa de Pirque -donde vivió hasta antes de irse a España- y ahora en su casa en pleno sector oriente de Santiago, donde tiene su taller: la carpintería y, en particular, la confección de jaulas para pájaros - bird houses o bird feeders -, donde se alimentan y anidan zorzales, loicas y muchas especies. "Los construyo, los pongo en mi jardín, y también los regalo. Santiago tiene una fauna riquísima", cuenta Muñoz.

"Quizá viene de mi abuelo. Él era un mueblista. Tenía en su casa herramientas antiguas, cepillos de madera, garlopas, gubias. Iba a su casa y me gustaban las virutas de la madera. Mi padre también tenía un pequeño taller, en el patio en...

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