Las fosas de la vergüenza - 15 de Noviembre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 543890906

Las fosas de la vergüenza

Este es el basurero municipal de Cocula, sitio al que los mexicanos no le quitamos la vista de encima. El lugar que condensa el horror de la narcopolítica, entrelazado con el drama del destino de 43 estudiantes desaparecidos seis semanas atrás con los que no ha podido dar el gobierno mexicano, a pesar de que envió a más de 10 mil hombres ("toda la fuerza del Estado", según sus palabras) en su búsqueda.

En ese triste hoyo, durante los primeros minutos del 27 de septiembre, toda la noche y hasta las tres de la tarde, ardió una pira fúnebre, formada por neumáticos, plásticos, leños, botellas, latas, basura; y alimentada por diésel y bencina, y se redujo a carbón y cenizas "a un amplio número de personas". O, al menos, esa es la versión con la que la Procuraduría General de la República intentaba aclarar el destino de los 43 desde la noche del 26, cuando salieron de su escuela rumbo a la vecina ciudad de Iguala y fueron interceptados por policías, y estos los entregaron a narcotraficantes.

Los asesinos -unas 14 personas; tres capturadas y confesas- habrían quemado y requemado los cuerpos. Después los habrían fracturado en pequeñas piezas, depositado en bolsas negras de basura y esparcido en el río San Juan, a más de 10 kilómetros de distancia.

Esa es la versión que dio el procurador general Jesús Murillo Karam, un viejo político de las filas del PRI, quien -luego de haberse reunido con los padres de las víctimas- mostró videos donde los asesinos recreaban cómo habrían matado a sus víctimas y fotos de los supuestos hallazgos en el fondo del basurero, conocido como "La Joya del Papayo": casquillos de bala, pedazos de tierra quemada, neumáticos a medio derretir, dientes y fragmentos de huesos.

La tortura de los jóvenes no fue detectada porque, según indicó, el basurero no tiene poblados a la redonda (y los más cercanos seguramente viven atemorizados por los narcotraficantes), y la operación se hizo debajo de esa barranca; no había posibilidad de que alguien los descubriera, porque el chofer del camión de la basura del municipio fue amenazado para que dejara de circular por la zona.

Un operativo sofisticado para borrar evidencias, con un nivel de degradación de los huesos que hará difícil su identificación genética.

Un operativo que no deja conformes a muchos y suma más dudas que respuestas.

¿"Toda la fuerza del Estado" solo pudo conseguir declaraciones y ninguna evidencia científica? ¿Cómo ligar los hechos con los restos? ¿Por qué creer una nueva versión, si en dos ocasiones anteriores las autoridades ya habían presentado otros parajes llenos de fosas, donde otros asesinos afirmaban que ahí los habían matado?

La visita a la escena del crimen que tiene bajo la lupa...

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