Formación de sujetos competentes - 5 de Febrero de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 922243055

Formación de sujetos competentes

Desde antiguo, la educación postula la existencia de un ideal humano que se desea alcanzar. Así tituló Werner Jaeger (1939) su clásico estudio: Paideia , la formación del hombre griego. Empleo este término intraducible, dijo, pues resume, en su unidad originaria, el conjunto de procesos que luego la modernidad separó: civilización, cultura, tradición, literatura o educación. Paideia , escribe, "significó la educación del hombre de acuerdo con la verdadera forma humana, con su auténtico ser". Fue, si se quiere, el primer humanismo, construido sobre el hombre como idea en su validez universal y normativa. "A ella aspiraron los educadores griegos, así como los poetas, artistas y filósofos", concluye.También la noción alemana de Bildung (formación, configuración) se erige como un hito de la educación regida por un principio superior de humanidad. El verdadero fin de la especie humana, proclamó Wilhelm von Humboldt a comienzos del siglo XIX, es el desarrollo máximo y más proporcionado de la totalidad de sus poderes. Tiempo antes expresaba en una carta: "El fin último de nuestra existencia es lograr, cada uno en su persona, la máxima correspondencia posible con el concepto de humanidad". Cada individuo, en su infinita variedad, está llamado a esta tarea, al autocultivo de todo su potencial. ¿Dice algo concreto este ideal? Más de lo que podríamos imaginar: "En el carácter humano llevado a su perfección" representa, según Humboldt, "una sensibilidad llena de vida, una ardiente imaginación, la calidez del sentimiento moral y una firme voluntad, todos guiados y conducidos por el poder de la razón crítica".Situados ahora en la modernidad tardía o posmodernidad, ¿hay un espacio todavía para este tipo de gran relato sobre la educación y su función formativa? ¿Existe, o es siquiera posible aún, un discurso educacional que apele a una imagen superior de lo humano y su autocultivo?En un mundo globalmente fragmentado, de sistemas diferenciados y altamente especializados, con múltiples saberes que compiten entre sí, sin dioses ni una imagen de completitud del fenómeno humano, ¿puede sostenerse siquiera una idea fuerte de Paideia como un mundo donde cristalizan todas las formas y creaciones espirituales y el tesoro entero de la tradición de las humanidades? O, en el espejo trizado de la modernidad, ¿puede reflejarse el ideal integrador de las humanidades perseguido por la Bildung ?La respuesta a estas preguntas comenzó a formularse al final del siglo pasado...

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